pamplona - Parece mentira que un paseo de 100 metros de longitud por una de las calles más transitadas de Burlada esconda tanta historia.

Hagamos caso al libro de Ricardo Gurbindo y adentrémonos en la calle Mayor de Burlada, recorrámosla fijándonos tranquilamente en sus edificios pero rompiendo el silencio sobre algunos hechos acaecidos en este pueblo en 1936 y que desde entonces se encontraban encerrados en el olvido.

Ricardo Gurbindo, oriundo de este pueblo, y autor de Burlada/Burlata 1936. Cien metros de recorrido por la calle Mayor, ha sido el encargado de dar a conocer en un tranquilo paseo “el ambiente de 1936, los años de la Segunda República y el doloroso desenlace que tuvo a nivel local, como los fusilados que hubo en el pueblo”.

El trayecto comienza en el actual número 2 de la calle mayor de Burlada, donde se encuentra el palacete Uranga, seguidos unos 50 metros, en el actual número 15, se encontraba el Centro Republicano local y completando los 100 metros, en el edificio situado en el número 19 se situaba la sede del Círculo Jaimista. Cien metros donde concurría una gran variedad de sensibilidades políticas. En un apartado del libro el autor examina el papel que jugaban los dos colectivos citados y la influencia que ejercía la familia de terratenientes Uranga (que da nombre al palacete del parque).

conocer la historia El autor considera que en los últimos años el pueblo ha despertado su necesidad de conocer la historia local y se han organizado varias charlas y exposiciones pero “este apartado del pasado de Burlada apenas ha sido considerado, ya que en el pueblo en los últimos años se ha hablado mucho de historia pero no de este tema”.

El libro consta de diferentes apartados; en primer lugar se contextualiza la situación política y social de Burlada. Tras este le sigue un estudio de los diferentes actores políticos de la localidad y varios de los resultados electorales que tuvieron lugar durante el periodo republicano. También se procede a analizar la movilización de combatientes para acudir al frente, deteniéndose en el efecto mal llamado voluntariado. Además, el libro cuenta con tres testimonios, familiares de fusilados o exiliados burladeses. Los fusilados fueron: Juan Ilundáin Viscarret, José díez de Arizaleta El Río, Juan Mº Uterga Lizarraga, Isaac Bubea Cenoz, Cándido Jericó Resano, Sebastián Urrizola Azparren, Romualdo Zorrilla Gómez, Juan Turrillas Mateo, Juan Echepare Aramendía.

Con respecto al trabajo de encontrar a familiares de los fusilados o exiliados, Ricardo afirma que “dí con ellos preguntando aquí y allá, mirando temas de prensa fui sacando quiénes eran sus hijos y demás familiares”. Los testimonios que incluye el libro son los de Dolores Bubea Uterga, Amparo Resano Zabal y Zulema de Artola. La primera, sufrió la falta de su padre y de dos tíos, los tres fusilados, y cuenta su experiencia y la desinformación en la que vivían sobre dónde se encontraban los cuerpos.

investigación En cuanto al laborioso trabajo de investigación Gurbindo expresa que “no ha sido duro”, sin embargo, sí costoso, en cuanto a tiempo se refiere. Tuvo que recopilar datos e información de diferentes archivos y centros de documentación como el fondo de memoria histórica de Navarra de la UPNA, y el Archivo del Parlamento de Navarra, entre otros. Además, de cerciorar que todos los datos expuestos en el libro concordaban con los de los archivos.

Y ya que este libro es una caminata, el autor deja claro que “nadie se ha enriquecido paseando” y en el caso de que hubiera beneficios económicos, estos se repartirían entre diferentes organismos a favor de la memoria histórica.

“El saber y el conocer nunca pueden ser considerados como algo malo”, expresa Gurbindo, y por eso se ha llevado a cabo este libro, publicado por la editorial txantreana Lamiñarra, porque “estos hechos ocurrieron y hasta ahora era un asunto sobre el que no se sabía gran cosa”. “Lo que no es correcto es la omisión en el relato histórico de unas páginas tan importantes como estas”, explica el autor.