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Cascante Arcos de luz y romero

En Cascante se eleva el Santuario de la Virgen del Romero, quizá la mejor baliza de arte, devoción y panorámica de la Ribera de Navarra. Su categoría la firman los 39 arcos de una singular obra barroca

Cascante Arcos de luz y romero

El Romero, la Basílica de Nª Sª del Romero de Cascante, se construyó allá por 1693. Se concibió como baliza o punto de luz que dijera bien alto a tierras y gentes de muchas leguas a la redonda el tamaño de la espiritualidad y devoción de los habitantes de la localidad, ciudad desde 1119. Se trata de uno de los característicos símbolos patrimoniales del sur de Navarra. El Romero domina el paisaje, el paso del tiempo y sugiere, según los preceptos religiosos del barroco, la inmensidad de la naturaleza controlada por los hombres al servicio de Dios.

La anterior iglesia que se ubicó en este cabezo ribero fue devastada por un incendio el 30 de mayo de 1684 producto de una plegaria o un conjuro ambientado con cirios.

Nueve años más tarde, en 1693, la ciudad inauguraba el actual templo, que fue reconstruido con aportaciones de los fieles y en muy laborioso auzolán al que se sumaron todos los vecinos. El interior de la fábrica está conformado por tres naves de tres tramos, capillas laterales, cruceros, presbiterio, cabecera pentagonal y un coro bajo. De la iglesia anterior sólo se conserva la capilla que alberga un retablo romanista de Pedro Díaz de Oviedo y la primitiva talla medieval policromada de la Virgen del Romero, a la que se profesa una devoción a prueba de cualquier bomba desamortizadora. ¡Pregunten a cualquier familia cascantina, como la amable y querida de los Lasheras y Díaz!

El subir hasta el Romero es cita ineludible para forasteros, viajeros y disfrutones de lo bello; qué decir de los cascantinos, que durante siglos suben y bajan en procesión de honra a la patrona, en celebraciones religiosas de todo pelaje como bodas, Ramos..., en cuadrilla de paseo o de juego, o en parejas conpinchadas con el amor y sus juegos. En cualquier caso, allí arriba, siempre se siente la esencia de Navarra, de esa Cascante que penetra en las entrañas mucho más hondas que las romanas; y la del placer de la vista, que te regala un espectáculo de planas, ondulaciones y perfiles hasta los Montes de Cierzo y el Moncayo en tireras aragonesas. Ahí, donde se destapa el tarro de otra esencia especial: es el perenne Cascante nº 5, que perfuma y viste la atmósfera del lugar de pino y romero.

los arcos del romero La manga que sube a la basílica cascantina es una tan bella como singular construcción. Te sorprende por su forma y por su colosal desarrollo horizontal. Se trata de uno de los más destacados escenarios arquitectónicos manufacturados con valentísima iniciativa popular. Se trata de un tipo de construcción única en España. El autor o director de obra es desconocido, pero, sin duda, se inspiró en algún modelo italiano. Científicos del Arte en Navarra como María Concepción García Gaínza y José Javier Azanza López sostienen que esta galería es, en su estilo y forma, una reproducción de la que da acceso al santuario della Beata Vergine di San Luca, construido por Carlo Francesco Dotti entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Esta espectacular construcción une esa iglesia con la ciudad de Bolonia (Italia).

En los dos casos, Bolonia y Cascante, la función es la misma: conectar el caserío con el lugar de culto de manera que los vecinos puedan hacer el tránsito de subida y entrada y de salida y bajada guarecidos de las inclemencias del tiempo.

Su configuración formal es curiosa. Construida con materiales sencillos, donde predomina el ladrillo, arranca con arco frontal decorado con azulejos; el solar empedrado posee un buen ritmo de intervalos escalonados; y los arcos provocan una sinfonía geométrica de luz. Una maravilla con muchas y finas teclas que tocar.

Esta genial arcada, arquería o galería de Cascante, mejor conocida como Los Arcos del Romero son un tren de ladrillo y un fasto de imaginación. Da una magnífica talla de 136 metros de largo y está sustentada por 39 arcos en su largo desarrollo. De ellos, 37 se cogen de la mano para trepar con guapura y fuerza hasta esa adorada Virgen del Romero. Y se suman otros dos arcos, el mentado de ingreso y otro abierto en el interior. Treinta y nueve nichos de vida, fe, arte, amor, luz y... romero.