GARRALDA - La localidad de Garralda volverá a revivir hoy una costumbre que se repite cada Nochebuena y que ya acumula cientos de años de existencia: el Eguberri. Se trata de una muestra de transmisión oral que ha pasado de generación en generación en el valle de Aezkoa, pero que sólo Garralda ha logrado mantener sin interrupción.

El Eguberri se celebra cada 24 de diciembre y consiste en que un grupo de jóvenes del pueblo, desde los 6 hasta los 20 años, aproximadamente, van por todas las casas de Garralda cantando el Eguberri, una especie de villancico en euskera con el cual anuncian el nacimiento de Jesús y felicitan las Navidades a los vecinos de las casas que visitan, donde es costumbre que se les ofrezca alimentos o dinero. Antiguamente era un hábito masculino, pero desde hace 17 años, a consecuencia del declive de la población, las chicas también comenzaron a participar dando un nuevo impulso a esta tradición que temía desaparecer.

A las nueve de la mañana del día 24, unos quince chavales se juntan en la plaza del pueblo, desde donde comienzan un recorrido que no ha variado nunca. “Antes pasaban por las 65-70 casas que tiene el pueblo. Ahora muchas están cerradas”, afirma Fran Juampérez, vecino de Garralda de 37 años que ha participado en este acto durante su juventud. Al llegar a cada casa, en la entrada de ésta, los chavales se ponen a cantar el Eguberri, un canto religioso que se compone de 13 estrofas cantadas a dos voces. Por un lado, empiezan los mayores, a los que ya les ha cambiado la voz, y después continúan los más txikitos, alternando así varias estrofas hasta que la última la cantan todos juntos.

Entre ellos hay un mayordomo, la persona de más edad encargada de organizar los ensayos y de llevar la responsabilidad del grupo. “En mis tiempos había un azotero, que era el mayor y se encargaba de recoger el dinero y vigilar a los que se portaban mal; y también había costaleros, que llevaban un saco o cesta para recoger los alimentos”, rememora Miguel Ángel Lerindegi, vecino del pueblo de 67 años, que afirma haber participado durante toda su infancia. Además del mayordomo, también había un tamborrero, que llevaba el acompañamiento musical con un tambor.

alimentos y dinero Como antaño había más casas, los jóvenes pasaban todo el día por el pueblo hasta la hora de la cena. “No nos daban de comer en las casas, sólo recogíamos alimentos y lo primero que comíamos en todo el día era al merendar a las 7 de la tarde”, recuerda Lerindegi. Pero una vez se fueron cerrando algunas casas, los chavales pasaban más tiempo en ellas y comían todo lo que se les ofrecía hasta acabar, en palabras del vecino de Garralda Ángel Mª Loperena, “doblaos de tanto comer”. Juampérez también recuerda con cariño la merienda en sus tiempos en casa Pedroarena. “Solíamos estar mucho rato y siempre nos daban gaztazahar (queso viejo) con vino. Ahí probábamos el alcohol por primera vez”, dice entre risas.

Además de disfrutar de ese día, durante las Navidades siempre se ha hecho una cena con los alimentos o el dinero recolectado. “Hacíamos una cena todos juntos en fiestas txikitas y pagábamos algo en la casa donde nos daban de cenar”, afirma Lerindegi recordando que recibían carne de oveja, huevos o morcilla. Loperena, en cambio, recuerda hacer dos cenas un día de las vacaciones de Navidad. “Los pequeños comían arroz y naranjada y los mayores podían comer cordero o morcilla con vino”, destaca. En los últimos años, la costumbre es cenar en el bar de la plaza con el dinero recaudado.

TRADICIÓN ancestral No se sabe a ciencia cierta cuándo pudo ser el origen de esta tradición, pero algunos hablan de que se podría remontar a la época medieval. Sea como fuere, lo cierto es que Garralda se ha mantenido firme en conservar esta costumbre de sus antepasados. Unos aluden al empeño del maestro José Velasco que, aunque no conocía el euskera, siempre transmitió a sus alumnos su amor por la música. “Cuando el maestro se jubiló, casi se va a pique”, expresa Lerindegi. Otros afirman que Garralda era de los pueblos más numerosos y que siempre ha tenido muchos jóvenes que, aunque no vivieran en el pueblo, sí acudían durante las vacaciones de Navidad. Una bonita costumbre que en otros pueblos como en Hiriberri o en Orbaizeta se está intentando recuperar desde hace algunos años y que cada vez tiene más aceptación por parte de sus habitantes.

Original. Eguberri, eguberri gaur dela eguberria, guzien Jauna jaio baita dugun alegerea.

Traducción. Navidad, Navidad, que esta noche es Navidad, la alegría que tenemos porque ha nacido el Señor.