lodosa - Hace algo más de cinco años que Rubén Remírez, un lodosano de 28 años, decidió adentrarse en el mundo de la escalada, una actividad con la que pretendía airearse, desconectar y divertirse, y de la que ha hecho su forma de vida, tal y como él mismo explica. Tras probar la escalada deportiva, desde hace más de un año y medio, este joven practica durante largas sesiones de entrenamiento boulder, una modalidad de escalada en roca con poca altura, sin cuerdas, con pocos movimientos pero muy explosivos.

“Un amigo me llevó a escalar porque creyó que se me daría bien, y la verdad es que me gustó mucho. Empecé a ir al rocódromo en Salamanca, que es donde estudio, y esporádicamente salía a la roca. Sin embargo, un día probé esta otra disciplina y ya no he podido dejarlo”, comenta Rubén, que desde entonces todos los fines de semana que tiene libres se escapa por ahí a practicarlo. “Es mucho menos conocido que la escalada deportiva, pero se está poniendo de moda y cada vez hay más personas que lo practican”.

En este caso los bloques de rocas están graduados, siendo el 3º el grado más fácil y el 8ºC el más complicado, tanto que solo unos cuantos escaladores a nivel mundial logran completar este nivel. Rubén Remírez explica que el objetivo de este deporte es encadenar el bloque, es decir, “empezar y acabar los movimientos marcados en cada roca sin caerte”. Hace apenas un mes que este lodosano logró completar un 8ºA en la Dehesa de Candelario, en Béjar, y su objetivo ahora es estabilizar este nivel en otros lugares y evitar las lesiones.

Y es que, lo que comenzó como un hobby se ha convertido en algo más serio y ahora cuenta con entrenamientos específicos que le obligan a mantenerse en forma. “Hace falta estar ágil y tener una fuerza y un peso compensados. Para ello, suelo hacer TRX y ejercicios con una especie de espaldera con agarres grandes y pequeños. También me pego muchas horas en el rocódromo Tabloom de Pradejón, y luego están las salidas a la roca. Es fatigante muscularmente, la verdad es que de caja no te cansas, pero hace falta combinar fuerza y resistencia”.

A la hora de realizar boulder es imprescindible colocar un crashpad, una especie de colchoneta en el suelo, y tener pies de gato para agarrarse a la roca. Las manos son, quizás, la parte del cuerpo que más sufre ya que no se pueden usar guantes para que la adherencia sea perfecta y muchas veces la roca tiene cortantes que producen dolorosas heridas.

Con este deporte, además, Rubén reconoce que viaja muchísimo y conoce a gente muy interesante que comparte la misma filosofía: “Lo que más nos gusta es la sensación de fatiga que se te queda tras la escalada. Llevas tu cuerpo hasta el extremo, te duele todo, llegas a la extenuación, pero es muy gratificante”.

SOLOBOULDER Para dar a conocer esta disciplina deportiva entre sus amigos, Rubén Remírez se ha hecho miembro de un grupo que cuenta con personas de todo el país, Soloboulder, y en el que todos comparten la misma afición por la escalada.

En este caso, expone el lodosano, cada vez que salen a escalar por ahí se graban vídeos realizando sus movimientos en la roca y después los suben a Internet y lo comentan. “El objetivo es dar a conocer este deporte, al final el boca a boca hace mucho y, además, es una forma de aprender los unos de los otros”.

Para este escalador, “cuanta más roca hagas, mejor, porque es donde disfrutas. Este es un deporte con el que no tienes nada que demostrarle a nadie sino que te marcas tus retos y cuando los vas logrando te satisfaces a ti mismo, es una continua superación personal”, recalca.

campeonatos Aunque en la Ribera Alta no es un deporte muy conocido, lo cierto es que parece que poco a poco se va extendiendo y, de hecho, Rubén participó recientemente en un campeonato comarcal en el rocódromo +Desplome, de Estella, en el que se impuso con solvencia al resto de participantes. “Era la primera vez que participaba y la verdad es que estoy muy satisfecho. La cabeza es muy importante porque tienes que ver claros los movimientos y luego efectuarlos. Además, los nervios hay que dejarlos aparcados porque los músculos se agarrotan y es imposible hacer nada”.

Ahora, reconocía este deportista, quiere seguir entrenando en serio para meterse poco a poco en el mundo de la competición con la idea de poder participar en grandes eventos.

pocos medios El problema de Rubén es que tiene que desplazarse fuera para entrenar, tanto en cerrado como al aire libre. “Aquí no podemos practicar boulder, y es una pena, pero la peña es de arcilla y es imposible. Necesitas una roca compacta que ni erosione ni se rompa como la caliza que hay en Estella, el granito de Salamanca o la arenisca de Albarracín. Aquí lo tenemos todo muy mirado y no se puede”.

Rubén acude al rocódromo de Pradejón y allí se reúne con gente de Arnedo, Logroño y Calahorra. “Estaría muy bien que en Lodosa o en la zona potenciaran de alguna manera la escalada, el rocódromo de aquí está muy bien para que los niños aprendan o para las personas que quieren hacer algún movimiento, pero a mí se me queda un poco pequeño para mis aspiraciones”.