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9.000 trenzas preparadas para la fiesta de la Virgen de la Paz

El tradicional dulce de azúcar lo prepara la familia Álvarez Montes en su obrador

tudela. El 24 de enero, Cintruénigo localidad celebra la fiesta de su patrona la Virgen de la Paz, una celebración llena de actividades, entre las que destacan el encendido de la hoguera (el 23, a las 21.00). Pero si algo destaca estos días es la popular trenza de la Virgen de la Paz, un dulce a base de caramelo que desde hace más 44 años vienen manteniendo de forma artesanal la familia Álvarez Montes y su hija Verónica que, al coger el testigo de su madre, permitirá que la tradición perdure con una tercera generación, la de la niña Claudia, hija de Verónica. Este año, Carmen Montes, que recibió esta tradición de sus tíos, cuenta con la habitual ayuda de sus amigos Manolo Magaña y Pilar Fernández.

Pasadas las fiestas navideñas, estos artesanos se ponen manos a la obra y unas horas por la mañana y otras por la tarde comienzan la elaboración de este popular dulce que no falta en ningún hogar del pueblo y que algunos vecinos adquieren también para enviarlo a sus familiares que residen fuera. Como señala Carmen Montes, todos los años vienen a hacer la misma cantidad de azúcar, entre 180 ó 200 kilos de azúcar, de los que se sacan alrededor de 9.000 trenzas, la mayoría de tamaño estándar aunque también las hay mayores por encargo, e incluso menores que los bares adquieren en unidades individuales para obsequiar a sus clientes precisamente el día de la fiesta de la Virgen de la Paz. De cada kilo de azúcar suelen sacar aproximadamente unas 45 trenzas del mismo tamaño que luego se meten en bolsas de 10 unidades alternando las de color rosa y blancas. El precio de cada bolsita es de 3,50 euros. Su elaboración es muy costosa y sobre todo muy molesta porque hay que moldear el caramelo a 90 grados de temperatura y se lo tienen que pasar de unos a otros para no quemarse. Los primeros días, la operación de moldear a mano la masa provoca quemazos en las yemas de los dedos, aunque ya en días sucesivos ni los notan. Este popular dulce es también muy conocido en los pueblos vecinos, cuyos habitantes, en otros tiempos, llegaban andando a comprarlo al obrador familiar.