lodosa - Han pasado casi 32 años desde que el lodosano José Antonio Baigorri, más conocido por todos como Pincha, mote que ha ido pasando generación tras generación, comprara un lote de 50 vacas y empezara a escribir la historia de su ganadería. Lo que comenzó siendo una afición se acabó convirtiendo en un modo de vida y este año dará un paso al frente al debutar en la novillada del 5 de julio de la feria de Pamplona, un escaparate que aunque reconoce que le pone los pelos de punta espera con muchísima ilusión.
Con mucho esfuerzo y sorteando algunas piedras en el camino, en la actualidad cuenta con unos 500 animales, sin contar la última camada, distribuidos y bien alimentados por las superficies que tiene en los términos de El Ontalán y El Salobre. Novillos, bueyes, añojos, erales, utreros, vacas de vientre, toros sementales, cerdos y caballos campan a sus anchas por sus tierras.
Ayudado por su hija, Patricia Baigorri, por el mayoral Francisco Hidalgo y por el resto de familia y amigos, José Antonio reconoce que siempre ha sido un gran aficionado taurino. De hecho, recuerda que con 9 años fue a ver la ganadería Casas en Alfaro y allí mismo supo a qué se quería dedicar. “Es un trabajo que compensa, además la afición no se pasa, sino que va a más. Siempre quieres intentar hacer las cosas mejor. Cuando algo te sale bien es una gran satisfacción y te carga las pilas, pero está claro que también hay muchas amarguras”, explica.
rumbo a pamplona La ganadería local cuenta en la actualidad con dos hierros, El Tolco, en el que están los animales seleccionados para los festejos populares (encierros o capeas) y Pincha, donde están los astados que se lidiarán en las plazas de toros.
Desde el año 1983 no va a Pamplona ninguna ganadería navarra. “Es la mayor fantasía de un ganadero. Para mí no era ni un sueño tan siquiera, era algo impensable porque no se te pasa por la cabeza. Es una satisfacción y una alegría enorme, pero al mismo tiempo una responsabilidad terrible”, afirmaba.
Miles de personas asistirán a este festejo, un evento que, de acuerdo con Pincha, “no sé cómo va a salir, pero sí sé cómo me gustaría que saliera. Creo que el toro de lidia tiene que llevar la palabra bravo por delante, toro bravo de lidia. Me gustaría que el ganado se moviera por donde tiene que ir, que el torero sepa manejarlo y, sobre todo, que la gente que está en el tendido no se aburra, que haya chispa”.
Para la ocasión ya tiene seleccionados a los diez animales, de los que al final solo irán ocho y se lidiarán seis. Con buena hechura y con los kilos que le piden desde la organización, reitera que será “la feria más importante de la historia de la ganadería”. En este sentido, agradece la confianza puesta en él, sobre todo a la Casa de la Misericordia, que son los que se molestan y seleccionan, “gente seria y responsable”.
Además de la cita en Pamplona la ganadería lodosana también dejará su impronta el próximo 2 de abril en Francia, en el que será su primer festejo completo, o en Lodosa. Además, seguirán con los festejos populares y encierros puesto que, asegura, “es donde empezamos, de donde salimos. Y hay que seguir”.
relevo generacional Desde hace tres años Pincha tiene una gran ayudante a su lado, su hija Patricia, que asegura que se siente como pez en el agua en este oficio. “Estar aquí es algo normal porque lo he conocido desde que nací. Me gusta desde que era pequeña, siempre jugaba y correteaba entre los animales. Además, siguiendo y fijándome en la figura de mi padre, estoy aprendiendo mucho. Cada vez me gusta más porque ahora, además, hago las cosas con más conocimiento de causa y entiendo mejor el comportamiento de los animales”.
Para su padre, lejos de suponer un problema, es un orgullo. “Me gusta que esté aquí porque es un mundo que merece la pena”. Además sus otros hijos, de una forma u otra, también ayudan en la medida de sus posibilidades y hacen lo imposible por acudir a los festejos más importantes.
Patricia, gran caballista, ahora alejada del caballo por una lesión, insiste en que le gustaría seguir con el legado de la ganadería. “Me daría mucha rabia que esto se perdiera porque es algo que han forjado como mucho esfuerzo y a base de años y trabajo. Estamos muy contentos con los nuevos retos que van surgiendo. A largo plazo no nos ponemos ninguna meta fija pero tampoco límites. Vamos a seguir trabajando e intentando hacer las cosas mejor. Soy joven y aún quedan muchos años por delante para seguir soñando”.
De hecho, su buen hacer muchas veces ha sido valorado, ya que en el año 2017 lograron el premio al mejor novillo en la feria de San Adrián, el novillo más bravo en Lodosa, Poderoso, fue el ganador del concurso de toros con soga y en Saint-Perdon, en Francia, también fueron galardonados.