Las razones que nos llevaron a visitar Munarriz esta pequeña pero bonita localidad del Valle de Goñi, Tierra Estella/Lizarraldea, fueron tener algunos amigos originarios de la localidad, además de alguna imagen vista y por un libro que luego comentaremos. Tal como me comentó un amigo se trata de la segunda localidad más alta de Nabarra, después de Abaurrea. El resultado de la visita fue grato, ya que ves que cada pueblo guarda sus encantos, además de que siempre encuentras a alguna persona agradable que realza el lugar además de aportar el componente humano. Adelantaré que la impresión general es que al ser un pueblo protegido en la montaña, adquirió importancia en su tiempo, de ahí su bonita iglesia, torre medieval, ermita y casas.
Pues bien, al entrar te encuentras con la casa Juangirena (1743), con dos curiosas ventanas góticas, destacando la puerta que da el mismo aspecto, pero que en la parte superior tiene dos triángulos entrantes, que la hacen muy singular.
Después adentrándote en el pueblo destaca la iglesia de fuertes muros y con una torre hexagonal adosada, que le da aire de fortaleza.
Tras comentar con algunos vecinos algunas palabras que quedan en euskera, que después comentaré, fui, creo que aconsejado por alguno de ellos, a ver la Torre medieval, datada en el siglo XIII, que tuvo la puerta de acceso a una altura de unos 2 metros, cosa que salvarían con escalerilla, como ocurre con la de Arbizu en la Sakana, para protegerse de los ataques enemigos. De esta llama la atención que sea más refinada que las habituales, con tejado a dos aguas, y varias cornisas que la adornan.
Volví a la iglesia y mientras hacía una fotografía una vecina me invitó amablemente a ver su interior. No sólo enseñarla, sino darme explicación detallada de las figuras del pórtico y otros elementos del interior. Es muy llamativo el coro pequeño que está en la izquierda. Posiblemente sería de algún señor importante de la localidad. La señora me comentó que era una de las más bonitas de Nabarra, haciendo referencia a la de Ujúe, cosa que comparto ya que reúne unas singularidades que la hacen especial. Una persona que viajaba con nosotros manifestó que era una gran iglesia. Junto al frontón queda los muros de la ermita de San Juan Bautista del siglo XIII.
Algunas de las palabras en euskera que aún mantienen son ezkarro ‘árbol’, hamarreko ‘para jugar al mús’, biarra (beharra) ‘jornal’, haga ‘donde se colgaban los chorizos’, aida (para indicar al vacuno), txirta ‘punta del akuilu’, auzolan, zaborra, orbel ‘hoja seca’, betagarri ‘dále fuerza al fuego’, astigarro ‘árbol parecido al espino, aska, atxun ‘ortiga’...
Muchas de las palabras citadas, así como nombres de lugar, de casas, costumbres, juegos y vida de antaño están muy bien recopiladas en el libro “Munárriz, mi pueblo” de Ricardo Eguillor, cuyos ejemplares donó tanto a actuales vecinos como a los que lo fueron y descendientes.
Las casas han mantenido su nombre en euskera en su mayoría, Albaiteroanekoa, Apezanekoa, Arozanekoa, Arozarrenekoa, Arozberrienekoa... nombres que dan idea de la vida autónoma del pueblo ‘La del veterinario, la del cura, la del carpintero, la del carpintero viejo, La del carpintero nuevo... caminero, cantero?’
La toponimia también guarda el euskera: Apezsoroa ‘la huerta del cura’, Elordia, Elortze ‘espinal’, Oihantxiki ‘bosque pequeño’, Larreberria ‘prado nuevo’. Uno curioso que cita es ‘Odiaga, Oyaga, barranco y arroyo’ y es que al ver el primero en un mapa antes que en el libro, me di cuenta que Odiaga cambia a Oyaga. Para esa hipótesis, que después me confirmó el citado autor, me basé en otros casos como dantzan/ yantzan (Orozko).
El nombre antiguo de Munárriz es Amunarriz, cuyo componente inicial quizá sea una de las variantes de amona ‘abuela’. Como apellido está muy extendido la forma actual y también como Amunarriz y Amonarriz.
De los datos históricos sobre el euskera recoge que en 1643 sólo hablaban el idioma propio, euskera, por lo que necesitaban traductores con foráneos. Hasta hace menos de dos siglos se hablaba euskera
En 1643 sobre los 12 vecinos que intervienen en una declaración, un entrevistador afirma `Son BASCONGADOS cuya lengua nosotros no la entendemos como ni ellos la nuestra castellana´. En 1792 un sacerdote afirma “dando a entender al pueblo en lengua natural (el euskera) su contenido.”
Leemos un testimonio de Gorospe sobre Iturgoien indicando que los factores que han influido en la pérdida del euskera son diversos, como la implantación a la fuerza del idioma castellano, el desprestigio que más tarde sufrió en la escuela, ciudad. Hablar vasco era sinónimo de aldeano, ignorante, gracias a lo cual, los euskaldunes se avergonzaban de hablar su lengua. Evidentemente, habría que intentar recuperar el euskera en la actualidad. A lo que señala este autor habría que añadir duros castigos que sufrieron en las escuelas por hablarlo. Triste realidad cuando lo que tiene que prevalecer es el respeto a todas las lenguas, y en este caso a la propia.
La razón del título es que un informante me señaló sobre una fotografía de la iglesia, según se ve desde la entrada al pueblo, es decir la parte posterior, que en la parte más alta, durante la contienda del Príncipe de Viana con su padre, sobre el año 1457, los sitiados rompieron los muros para hacer saeteras y defenderse. De Juan II de Castilla me indicó que dio mal ejemplo y que toda la nave de arriba de los tejados de la iglesia, donde estan las campanas y entorno estaba lleno de gente. Los tenían allá atrincherados días y horas y los querían rendir por hambre y sed. También aparece la historia de que con motivo de entrar en la iglesia, un sacerdote intenta una entente entre ambos, al coger el agua bendita y tener que dársela uno al otro. En su día me llamó la atención el amplio espacio existente junto al campanario. Esta historia nos aclara lo que intuíamos de la importancia y razones de su iglesia/fortaleza, coro menor y torre medieval.