Ziga: una catedral de película
Ziga, uno de los quince lugares de Baztan que aglutina dos de los hitos más importantes del histórico valle y universidad: Principal atalaya panorámica y sede de una ‘catedral’, la mejor muestra de la arquitectura ‘herreriana’ en Navarra.
La iglesia parroquial de San Lorenzo de Ziga se eleva sobre el pedestal de su colosal escalera. Parroquia, ésta, que ejerce de vigía de todo el valle. Condición que realiza con el mérito de además de su atlética envergadura y la galanura de su uniforme de rosa palo. No hay duda que a poco de nacer y por unanimidad recibiera el título de catedral del valle, por encima de otros importantes templos. Lo pétreo y robusto de sus líneas embrocan al instante con cualquier mirada. Esta fábrica de Ziga te aísla de tiempo y lugar con su imponente fachada; sus columnas, contrafuertes, frontón... Todo encuadrado con línea propia, elegante y sobria a la vez. Su estilo arquitectónico se define como herreriano. Esta escuela artística y constructora fue la predominante en el último tercio del siglo XVI por todo el territorio de la península Ibérica. Estos sobrios modos clasicistas, que encontraron un hueco muy personal entre el Renacimiento y el Barroco, tienen como buque madre e insignia al madrileño Monasterio de El Escorial, que se ejecutó bajo las trazas y dictámenes del gran arquitecto cántabro Juan de Herrera. (1530-1597).
El primer estudio de trazas catedralicias para sustituir la vieja iglesia medieval de Ziga por la actual lo aportó en 1569 Juan de Villarreal, conocedor del Obispado de Pamplona. Y su definitiva promoción tuvo como mecenas al abad y arcipreste de Baztan Miguel de Jáuregui. Su ejecución se fecha entre 1570 y agosto de 1603.
La obra la comandaron durante los primeros diez años el cantero Pedro de Oiz, de Gartzain, y su hijo Martín. A ellos les sucedió Martín de Urrutia y, luego, su hijo Juan.
La fachada de San Lorenzo cuenta con un cuerpo central, constituido por tres calles separadas por un orden gigante toscano de columnas que jalonan la calle central y de pilastras en las otras calles laterales. El cuerpo bajo está abierto por medio de tres arcos de medio punto. El arco central es el de acceso. La parte alta tiene cinco ventanas rectas. Este cuerpo de orden gigante está rematado con un friso liso que antecede a la cornisa y el coronamiento de un frontón triangular sobre el cuerpo central. Los cuerpos laterales quedan rematados por sendas balaustradas de a cada cinco unidades. Por el centro de la portada emerge la actual torre, construida en 1823, en sustitución de la primitiva, que quedó muy dañada durante una tormenta en 1821.
Esta fachada obtuvo mayor presencia y espectacularidad unos años antes, en 1783, al adosarle la gran escalera de acceso y los pórticos laterales en perfecta simetría con la fábrica ya existente. Estas labores las proyectó Santos Ángel de Ochandátegui, ejerciendo de maestro de obras Pedro de Arraurrechea. El coste de la obra lo sufragó desde Guatemala Fermín de Ayciñena, natural de la casa Aldekoa en Ziga. Un auténtico placer es el pasearse por el atrio porticado que envuelve el templo por sus laterales norte y sur. La secuencia de fornidos pilares y arcos de medio punto sobre pilares pétreos, se convierte, sobre todo si el día es tan luminoso y otoñal como el del 17 de noviembre de 2018, en escenas de todo un universo. Un tráiler de secuencias de una película de Oscar a la fotografía.
El templo presenta una planta de cruz latina de una sola nave, con el crucero poco marcado, coro alto a los pies y cabecera recta, a la que se adosa por el sur la sacristía. abovedamiento de la cabecera, cuyo ábside es volteado con una concha gallonada sobre dos pechinas aveneradas, a la que antecede un arco triunfal casetonado. Para otra ocasión se deja el hablar de los magníficos retablos barrocos que alberga esta iglesia. El retablo mayor, obra de el pamplonés Fermín de Larrainzar (1713) se hizo para la iglesia de San Nicolás de Pamplona, donde estuvo hasta 1904, año en el que se trasladó a Ziga.
La Catedral de Baztan presenta buen estado gracias al esfuerzo hecho para su reparación durante 2016 y 2017. Se trata de una mejor puesta en valor nacida del cariño del cura Garciandia, Martín Aguirre, Juanamari Gortari y muchos otros vecinos de Ziga. Lista para una trilogía, una peli chula o, simplemente, un sentir.
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