pamplona - El huerto urbano de Ermitagaña y Mendebaldea lleva apenas unos meses creciendo junto a la Biblioteca y Filmoteca de Navarra, gracias a las manos de cerca de dos decenas de personas, atraídas por la afición al cultivo o venidas de familias con tradición agrícola. Este sábado el huerto que gestiona la Asociación Ermitaldea, celebrará el Día de la Flor junto a los de Piparrika (Casco Viejo) y Krispilak (Txantrea), un día de puertas abiertas que buscan que sea un momento para darse a conocer al resto de vecinos.

Aunque es poco tiempo, ya brotan los primeros productos y, poco a poco, preparan el terreno para los que no tardarán en llegar. En estos apenas dos meses, al huerto de Ermitagaña y Mendebaldea no le faltan brazos para trabajar en él. “Somos un grupo de unas 20 personas, aunque hay un grupo motor”, afirma Enrique Sánchez.

Fueron precisamente las personas promotoras de la iniciativa, como Patxi Guerriko, quienes se pusieron en contacto con la Asociación Ermitaldea y quienes eligieron la ubicación entre las opciones propuestas por el Ayuntamiento de Pamplona. Finalmente se decantaron por el terreno anexo a la Biblioteca. “Esto es ahora una zona de paso que queremos convertir en una zona de estar, para que la gente venga a almorzar”, expresa Sánchez. Junto a la zona de cultivo, los voluntarios ya piensan en cómo configurar una zona de estar, aprovechando la zona de más sombra.

La cita para ir a trabajar al huerto es fija. “Nos juntamos los sábados a partir de las 10.30 y solemos estar hasta las 13.30 o 14 si nos alargamos un poco”, añade.

abierto al barrio Lo que todos los integrantes de este nuevo proyecto quieren dejar claro a sus convecinos, en palabras de Enrique Sánchez, es que este “es un lugar abierto a todo aquel que quiera venir a echar una mano”. A corto plazo, incluso para la próxima semana, esperan recibir la tierra que les permita cultivar también en bancales como lo hacen otros huertos urbanos de Pamplona. Así podrán llevar a cabo un cometido claro que se han marcado en la agenda. “Queremos que en fiestas la comida popular tenga una ensalada con lechuga de la huerta para 400 personas”, concluye Sánchez.

apoyo educativo La apertura del huerto al barrio tiene además una nueva vertiente. Desde Ermitaldea están contactando con centros educativos y colectivos del barrio para abrirlo a sus necesidades. Además de una iniciativa plural y abierta, sus promotores buscan que sea también “un lugar de encuentro intergeneracional, al que pudieran venir los más pequeños y gente más mayor para enseñarles toda la cultura del huerto como de donde vienen los alimentos”, expresa Rubén Sola desde la asociación Ermitaldea.