pamplona - La Mancomunidad de la Comarca de Pamplona se enfrenta en este mandato a diferentes retos entre los que destaca la solución al tratamiento de las basuras. A lo largo de estos cuatro años se ha trabajado en un plan integral de residuos (con un plan foral 2017-2027 como marco de referencia) en diferentes alternativas en la Comarca hasta definir un sistema que posibilite la gestión de las 86.000 toneladas generadas. La MCP, con 50 municipios, 365.597 habitantes y 108 millones de presupuesto, se comprometió al cierre del vertedero de Góngora para 2023. En la planta de Imárcoain, con un coste de 50 millones (la MCP ha encargado el anteproyecto a la UTE RESA-LKS KREAN por un importe total de 319.464 euros más IVA), se plantea tratar la fracción resto que ahora se lleva a enterrar con el fin de inertizarla y utilizar el producto resultante para cubrir zonas degradadas. A su vez, la materia orgánica que ahora se trata en Caparroso procedente del contenedor marrón y compostadores (se mezcla con purines) se transformaría en compost. La planta de envases de Góngora deja también de utilizarse para separar los metales, plásticos y brick en Imárcoain. El vídrio y el papel se venderán directamente a gestores. Este mandato se planteó también extender la prueba piloto de los contenedores con tarjeta (Azpilagaña y Nuevo Artica) para mejorar la recuperación de materia orgánica y minimizar la fracción resto (contenedor verde) apostando por la línea de prevención y separación en origen. Toca también revisar el contrato con TCC y sacar un nuevo pliego para la recogida de basuras (anulado el de FCC). Con el Plan de Movilidad Comarcal (PMUSC) encima de la mesa otro gran reto es la puesta en marcha de las grandes líneas troncales de villavesas. También queda el cambio de sede a Salesas e impulsar el parque Ezkaba. - A.I.