Los vecinos del valle de Etxauri recibieron a Gerexipot y su cuadrilla en una kalejira que dio el pistoletazo de salida a los carnavales en el valle que celebrarán su día grande el próximo 15 de febrero. El carnaval de la localidad volvió a reunir a personajes tradicionales como Los ceniceros, Mari y Maju, Bezeubaz y Aberatxuri, los alcaldes, que escolta a los banderadunak, la pequeña comitiva que porta todos los escudos de cada pueblo del valle, sin olvidar al personaje conocido como el robacerezas, el responsable de las plagas, sequías, grandes tormentas y desastres en las cosechas de las cerezas en el valle de Etxauri. La kalejira partió de Etxauri y desfiló por Ziriza, Etxarri, Bidaurreta, Belaskoain, Arraiza, Zabalza y Ubani. A su vez, las carracas y las paletas se hicieron oír por todo el recorrido para anunciar la caza del Gerexipot.

La comitiva representará el mito de Gerexipot el próximo sábado, justo antes de iniciar la kalejira. De hecho, es el acto que más expectación genera, sobre todo, entre los más pequeños que se disfrazan de los principales personajes del mito. El robacerezas engañó a los antiguos habitantes del Valle de Etxauri para envenenar sus famosos cerezos con un extraño aceite. Los habitantes del pueblo con la ayuda de brujos y elementos de la naturaleza que cobran vida, unirán sus fuerzas para darle caza, y correrá a cargo del Sokolari. El cortejo con Mari y Maju a la cabeza, acompañados de, Bezeubaz y Aberatxuri (todos ellos personajes del mito del robacerezas) volverán a recorren las calles de Etxauri pero esta vez al compás del Zortziko de Etxauribar hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento, donde quemarán en la hoguera a Gerexipot.

Uno de los personajes que más furor causa entre los más pequeños son los ceniceros, que llevan un cubo lleno de cenizas e iban arrojándolas por el camino.

El carnaval del valle giró entorno a la representación del mito que los vecinos recuperaron en 2014. Hasta entonces se preparaba un pequeño carnaval pensado para el disfrute de los pequeños. Sin embargo, varios vecinos del valle quisieron preparar un carnaval más rural y con folklore vasco en donde poder introducir los venenos de los campos, con lo que era fácil reconocer al robacerezas, que había arrasado con todo.