- Los ayuntamientos habéis estado también en primera línea de combate. Cierre de instalaciones, limpieza, problemas de convivencia, ayudas de emergencia... ¿Lo más duro?

-Nos ha tocado una carga importante de trabajo porque la gestión directa con la ciudadanía se termina haciendo desde los ayuntamientos. Lo más duro ha sido no poder evitar las muertes por covid pese al importante esfuerzo que hemos hecho como sociedad. Lo peor ha sido la impotencia y la incertidumbre a la hora de tomar decisiones.

¿El acuerdo alcanzado el pasado 3 de junio entre la FNMC y el Gobierno para recomendar la suspensión de las fiestas y evitar un posible rebrote se mantendrá cuando termine el estado de alarma? ¿Pretendíais una mayor implicación del Ejecutivo para que decretase esa prohibición? Hay ayuntamientos que han oficializado esa decisión pero ¿podrían revocarla más adelante?

-Lo que planteamos en un primer momento es que, tal y como había ocurrido con las sociedades gastronómicas y piperos o bajeras, se siguiese el mismo modelo, es decir, que no se autorizasen las fiestas. Ocurre que el marco jurídico cambia porque el estado de alarma se acaba y jurídicamente no tenía sentido entrar en competencias locales. Las fiestas son una competencia local. Lo que realmente importa respecto a las fiestas es que vemos un problema enorme y es que no se puede controlar la separación entre personas. No hay policías para ello. No se puede estar diciendo que tiene que haber una separación mínima de 1,5 metros, que hay que llevar mascarillas, etcétera, y organizar unas fiestas donde sabemos precisamente que no es posible guardar las distancias. Teníamos claro que independientemente de la fórmula lo importante era lanzar el mensaje de que no se puede organizar unas fiestas.

¿Ahora o a finales de julio? Lo digo porque hay fiestas en agosto, septiembre... ¿Puede que haya ayuntamientos que decidan que se pueden celebrar sus fiestas?

-El 3 de junio va a ser igual que el 15 de julio, o peor. La sensación que tengo es que desde la población hay cierta relajación y que como hemos llegado a la nueva normalidad esto ya se ha acabado, y podemos actuar con total normalidad, y eso es un error. O no estamos sabiendo llegar a la población o algo está pasando. Realmente esto no se ha acabado. El hecho de que hayamos superado fases no significa que el virus haya desaparecido. El virus está ahí. Si ahora empezamos a actuar como lo hicimos antes del 14 de marzo contribuiremos de una manera muy seria a que esto se vuelva a reactivar y que volvamos a escenarios ya pasados con un aumento de contagios importantes. Esto va a ser así hasta que aparezca un remedio para la enfermedad. El 25 de julio, en mes y medio, seguiremos en escenarios menos restrictivos pero restrictivos. Lo único que puede ocurrir es que de aquí en adelante volvamos a encontrarnos un escenario más restrictivo por un aumento de contagios pero no en escenarios menos restrictivos. Sobre esas condiciones básicas vamos a tener que funcionar.

¿Cómo se puede garantizar desde un ayuntamiento que las fiestas no sean un momento de peligro? Habrá programas alternativos al oficial.

-Es una cuestión que no tiene que ver solo con lo que haga un ayuntamiento. En muchos sitios se van a suspender las fiestas pero no haremos nada si la población no se conciencia de que lo que se hace es por una obligación de protección sanitaria y no por capricho de nadie. Tampoco habremos conseguido nada si la gente decide celebrar sus fiestas como si nada hubiera ocurrido. Puede haber incluso iniciativas alternativas a la celebración oficial. Nosotros no podemos prohibir a un ayuntamiento que organice sus fiestas, es una recomendación, pero hay una regla muy básica. ¿Qué prefiere usted organizar las fiestas, exponer a su población a que haya un rebrote y que con ese rebrote haya una serie de contagios y luego defunciones? ¿Y que todo el mundo mire hacia el Ayuntamiento como responsable por haber organizado unas fiestas que han provocado esta situación? Yo me quedo con la situación de protección de la población y no contribuir a organizar festejos. Lo deberíamos hacer por responsabilidad. Y por eso hacemos un llamamiento a la prudencia de toda la población.

Los piperos o bajeras siguen cerrados no así las sociedades. ¿Se va a mantener esta situación cuando termine el estado de alarma, el día 21?

-Las sociedades ya se han abierto. Tienen una organización diferente, cierta similitud con bares y restaurantes, y las medidas son parecidas. En piperos y bajeras en cambio los espacios son más reducidos, en muchos casos cuartos cerrados donde se mete más gente por metro cuadrado, sin medidas sanitarias, no son espacios preparados, cerrados, pequeños y es mucho más difícil que se guarden las distancias. Aquí los ayuntamientos podemos decidir que se mantengan cerrados si consideramos que hay riesgo. O los abres o no los abres. Sin término medio.

¿Qué hay que hacer ahora entonces con los piperos?

-Considero que de momento deberían seguir cerrados por el riesgo que entrañan. Otra cosa será que una vez que lo permita el Gobierno de Navarra los ayuntamientos valoren si abren o no.

Es muy difícil controlar a la población un 6 o un 7 de julio. El gobierno de Navarra Suma está buscando ahora, después de anunciar que no habrá programación en Pamplona, la complicidad de los barrios para que organicen actividades y evitar así aglomeraciones. ¿Qué le parece?

-A veces suena contradictorio que digas que no puedes celebrar las fiestas y sin embargo estés organizando otros actos. No lo es tanto. Nosotros, por ejemplo, y coincidimos con la Federación Española de Municipios y Provincias, planteamos la urgencia de preparar actos en los que no concentres a mucha gente sino eventos mucho más tranquilos y de corte cultural, que estén en puntos diferentes de las ciudades o de los pueblos, y de esa manera contribuir a disgregar a la población. La gente va a salir a la calle pero hay que planificar la oferta de actividades. Tiene sentido lo que quiere hacer Pamplona para no concentrar a la gente en un mismo punto. Hay varios pueblos que están trabajando, por ejemplo, en dar mayor amplitud a las terrazas de los bares y a las zonas peatonales de los pueblos, incluso cortando la travesía durante unas horas en verano si fuera necesario.

¿Y organizar actividades culturales haciéndolas coincidir con las fechas de fiestas?

-Nosotros tenemos asumido que no va a haber fiestas y estamos pensando en un programa alternativo para todo el verano. No actos festivos o taurinos pero si culturales. El sector cultural ha sido uno de los más golpeados por la crisis y lo queremos reactivar. Y lo que te funciona un día te puede funcionar también en fiestas. En Peralta, por ejemplo, nos lo planteamos para todos los fines de semana en verano. La población se mueve donde quiere y es difícil conseguir que no vaya a sitios concretos pero si se trabaja en alternativas para no concentrar la población en un punto se puede hacer algo. Y habrá opciones. Por ejemplo, actuaciones que coincidan a la vez más de un acto en diferentes espacios siempre con el objetivo de evitar aglomeraciones.

Empiezan pronto las fiestas de Castejón, Pamplona,, Cadreita, San Adrián, Estella, Lodosa... ¿Qué preocupa a los alcaldes?

-Los alcaldes y alcaldesas ante decisiones tan difíciles como suspender las fiestas nos piden que se haga ese llamamiento público a la responsabilidad, que se les apoye en esa decisión con recomendaciones.

Adolescentes y jóvenes lo van a tener difícil sin bajeras y con restricciones en bares.

-Hay que trabajarlo. Se va a hacer un esfuerzo importante para trabajar los servicios de piscinas, ludotecas y campamentos de verano. Y por supuesto en cada entidad mantener un contacto directo con este sector de la población para que, además de decirle lo que no se puede hacer, y porqué, escucharles y ver qué alternativa hay compatibles con la situación. En Peralta por ejemplo un bar ha planteado una terraza con música dj los sábados por la noche hasta la una de la madrugada.

¿Más controles y medidas de seguridad en las piscinas?

-Estamos esperando a que nos lleguen las condiciones de la nueva normalidad para conocer cómo quedan los protocolos antes de actuar. Tendremos que reforzar la limpieza de baños y vestuarios, control de zonas verdes y del vaso con más personal.

¿Y cómo se financia esto?

-Hay un fondo de 25 millones con el que se va a tratar de compensar parte de las pérdidas por el covid. Se está trabajando ahora, parte irán a paliar estos gastos extras y otra parte para reactivar la economía.

¿Existe miedo en los pueblos ante un aumento del turismo en núcleos rurales?

-Estamos muy limitados a la hora de establecer las medidas de seguridad que nos obligan. Estamos preparados para un nivel de población habitual no para tener que duplicar esa atención. Hay pueblos pequeños donde también mucha gente tiene su segunda residencia y pueden crecer en población. Dependemos, y así tiene que ser, de la concienciación de la gente, y hasta ahora afortunadamente está respondiendo bastante bien.

¿Los mayores son los que más temen un posible rebrote?

-No tiene nada que ver lo que piensa un joven de 20 que uno de 70 años. El de 70 realmente tiene miedo, le cuesta salir de su casa porque el nivel de riesgo es mayor. No hay que separar tanto a los estratos de población porque en las casas vivimos gente de diferentes edades. Uno de 20 no tiene tanto riesgo a la hora de enfermar pero no quiere decir que no lo pueda llevar a casa, donde está en contacto con gente mayor y le exponga a un riesgo que puede ser evitable.

"Considero que de momento deberían seguir cerrados los piperos y bajeras en todos los municipios "

"No se puede obligar a suspender las fiestas pero si hay un rebrote se mirará al Ayuntamiento como responsable"

"Tiene sentido lo que quiere hacer Pamplona con los barrios para evitar aglomeraciones en el centro 6 y 7 de julio