El Ayuntamiento abrió este miércoles a la circulación los dos carriles en la calle Amaya, que recupera el flujo de tráfico que existía antes de su peatonalización parcial hace seis meses.

La reversión supone un duro revés para Navarra Suma y evidencia sus dificultades para conciliar lo que dice y lo que hace en materia de movilidad.

En año y medio de legislatura parece quedar claro que el tráfico de vehículos sigue siendo su prioridad, aunque sea a costa de peatones, ciclistas y el transporte público, como quedó patente en la pasada legislatura, con una oposición radical ante cualquier proyecto que supusiera limitar la circulación rodada por la ciudad o reducir las plazas de aparcamiento.

Con el tercer cambio en la calle Amaya en 6 meses, los peatones han visto desaparecer una de las zonas de tránsito ganadas con la amabilización de junio y no hay ni rastro del carril bici que debía haber sido el punto de conexión con el corredor sostenible del Labrit, al que Navarra Suma también ha metido en el baúl de los recuerdos.

El Ayuntamiento tampoco ha atendido la solicitud de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona -pese a que lo pidió expresamente en un informe encargado por el propio Consistorio- y no se ha habilitado el carril bus que debía mejorar el tiempo de paso de las villavesas y reducir retrasos.

El cambio de planes con el proyecto de la calle Amaya ha sido una constante desde el principio. Después de haber anunciado el 2 de junio que desaparecía uno de los dos carriles de la vía por donde sólo podían circular residentes, villavesas y taxis, el Ayuntamiento decidió 10 días después autorizar el tráfico a toda clase de vehículos por el único carril disponible entonces.

El principal perjudicado fue el transporte público, que comenzó a acumular retrasos en las 5 líneas que atraviesan la calle, que en determinadas franjas horarias llegaban a los 5,18 minutos. En el citado informe que la MCP remitió al Ayuntamiento, se aseguraba que sería necesario adquirir 5 nuevos vehículos (con un coste de 702.000 euros) si no se habilitaba un carril exclusivo para el transporte público.

El alcalde Maya reconoció hace un mes que no estaba siendo fácil encontrar una opción viable y apuntó la posibilidad de atender la solicitud de la MCP y dejar un carril bus, aunque dijo que esto “no iba a solucionar los atascos”.

Habrá que ver el efecto que tiene en el transporte público, pero lo previsible es que la reapertura de los 2 carriles en la calle Amaya alivie a corto plazo el tráfico y reduzca los atascos diarios que se producían varias veces al día.

Ayer, el tránsito fue bastante más fluido que en jornadas anteriores, aunque habrá que esperar unos días para comprobar si la vía recupera los flujos circulatorios previos a la peatonalización y analizar las consecuencias que generará el comienzo inminente de las obras de construcción en la parcela de Salesianos.

Un estudio realizado por el Ayuntamiento en septiembre mostró un descenso en la circulación por la calle Amaya de un 34% en el número de vehículos. De los 12.316 que transitaban por esa vía antes de las modificaciones, se pasaron a unos 8.200.

Antes de que se reabriera ayer el segundo carril, varios operarios realizaron los últimos trabajos en la canalizaciones de la calzada. En la intervención se ha actuado, además, sobre tres pasos peatonales que se habilitaron antes del verano, mejorando su accesibilidad y seguridad, e incrementando las protecciones de algunos espacios peatonales ya implantados, tanto en el tramo de calle Amaya adyacente a la avenida Roncesvalles, como en el margen izquierdo de esta calle, una vez pasado el cruce con calle Arrieta.