Arqueólogos de la sociedad de Ciencias Aranzadi dieron ayer a conocer el descubrimiento de un miliario romano en Setoain, en el valle de Esteribar. Este hallazgo es la primera evidencia que puede confirmar el paso de una calzada romana por el valle de Esteribar, pues hasta el momento sólo se hablaba de recorridos hipotéticos que no habían sido verificados con datos arqueológicos. “Sabíamos que había algo, los topónimos nos daban muchas pistas, pero hasta ahora no lo veíamos tan claro”, afirma el historiador Juan Mari Martínez Txoperena.

Él, Rafael Ballano Pérez y Rafael Zubiria Mugica forman el equipo de Aranzadi que lleva años realizando investigaciones sobre antiguos poblados y vías de comunicación en el Pirineo Navarro y, siguiendo las pistas de los topónimos, dieron con un lugar denominado Etxezarreta (casas viejas).

Una vez localizado, entre la maleza y tumbada en el suelo, distinguieron una gran piedra trabajada que se asemejaba a un miliario y pudieron comprobar los restos de muros y construcciones que justificaban el topónimo. “Era una gran piedra, en un bosque muy cerrado”, añade. A partir de ahí, se procedió a desbrozar la zona y colocarla en posición vertical, confirmando, por sus características, que se trataba de un miliario, aunque carecía de epigrafía grabada. “El 80 % son anepígrafos, pero es casi seguro que es un miliario, tiene una forma clarísima”, subraya el historiador.

El miliario, que se solía colocar al borde de las calzadas con el fin de señalizar y marcar las distancias de la vía, tiene unas dimensiones de 185 cm de longitud, 55 cm de diámetro y un peso de 1.135 kg. Está labrado en piedra caliza con una base de sección cuadrangular, siendo el resto de forma semicilíndrica, y en toda la superficie se descubre el trabajo de cantería. En el fuste se aprecian dos hendiduras o cajetines probablemente relacionados con su reutilización posterior. “Realizamos un estudio petrológico de la procedencia de la misma, comprobando la existencia de unos microfósiles característicos que nos llevaron a la antigua cantera localizada a la derecha de la carretera de Ilurdoz, donde fue extraída”, expresa el historiador.

De momento, no es posible confirmar la localización original, pero es evidente que el miliario habría sido trasladado desde algún punto del fondo del valle, que es por donde hipotéticamente transcurriría una calzada, en un punto entre Larrasoaña y Urdaitz/Urdániz. “El propietario de Etxezarreta vivía en el Señorío de Zai, ahora despoblado, y es posible que utilizara esta piedra como columna en su casa, ya que tiene marcas de reutilización”, especula Txoperena.

Por encargo de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Navarra, el pasado 16 de noviembre se procedió a la recuperación del miliario y tras una complicada tarea, con la ayuda de una excavadora, fue trasladado al depósito de los Fondos de Arqueología, donde se encuentra a la espera de su estudio.