Pese a no haber sobrevolado el cielo de Tudela para cumplir con la ceremonia de La Bajada del Ángel ni en 2020, ni en 2021, el nombre de Aimar Sánchez será seguramente, con el tiempo, mucho más conocido que el de otros niños y niñas que sí consiguieron salir por el templete para retirar el luto a la Virgen en el Domingo de Resurrección.

Aimar no pudo cumplir su sueño en 2020 ante la aparición de la pandemia y el confinamiento al que fue sometido la población, pese a ello, decenas de hogares en la capital ribera realizaron la recreación y el propio Ayuntamiento se encargó de rendir su particular homenaje al niño. Un año después las circunstancias eran diferentes pero aún así, no se permitió celebrar la Semana Santa y Aimar fue, una vez más, el pagano de una situación histórica que nunca, ni en sus peores pesadillas, podría haber imaginado que ocurriría.

Pese a que Miguel Ángel Vallejo y Ana María Arregui (que se encargan de elegir, vestir y enseñar al niño o niña) contaron con él para realizarlo en 2021, en contra de lo que ha sucedido en las últimas décadas, tampoco se pudo llevar a cabo.

Así los años 2021 y 2020 se han unido a la lista de 1809, 1810, 1811, 1812, 1813 (por la Francesada), 1932, 1933, 1934, 1935, 1936 (por la Segunda República) y 1958 (por una fuerte lluvia) como aquellos años en que no se pudo celebrar la Bajada del Ángel. Junto a estas cifras quedará siempre en la memoria el nombre de Aimar Sánchez.

un sueño El sábado 21 de agosto de 2021, la familia de Aimar consiguió que cumpliera su sueño que consistió en realizar un reportaje fotográfico y un pequeño vídeo simulando vestirlo de Ángel para que tuviese un recuerdo y que completase todos los momento vividos en su relación con esta ceremonia.

La familia habló con la fotógrafa tudelana Blanca Aldanondo, para que hiciera el reportaje fotográfico, y con Miguel Ángel y Ana Mari para pedirles permiso para hacerlo en su casa y emplear la ropa y los utensilios tradicionales de la ceremonia. "Vinieron a casa Aimar, su hermano Iker, Virginia su madre y su abuela Mª José, que le acompañó a todos los ensayos. Ana preparó en la mesa de la habitación donde se viste al protagonista la mañana del Domingo de Resurrección, todos los elementos necesarios para la ceremonia, incluida la foto de María Álava", recuerdan.

De esta forma, fueron vistiendo a Aimar, primero el calzón, luego la camiseta, el vestido, las alas, el cíngulo y la corona y finalmente las papeletas de los aleluyas. "Terminado de vestir hizo mucho hincapié en el grito, en lanzar las aleluyas, en posar con el velo de la Virgen y con el estandarte que lleva en la procesión", comentaron Miguel Ángel y Ana Mari.

Durante el tiempo que duró la recreación de la ceremonia del vestido "fueron momentos muy intensos y muy emotivos porque revivimos, el año de la suplencia, los dos años sin Ángel y fuimos partícipes de las ganas que Aimar tenía de ser el Ángel de 2020 y luego de 2021 y de lo que se ha perdido y hemos perdido todos, porque desde el primer momento nos mostró, sus ganas, su afición, su inteligencia, su educación, siempre contento y comunicador. Un verdadero lujo el tiempo que estuvimos juntos".

Lo que comenzó como un regalo para el pequeño Aimar, se convirtió en un momento tan emotivo y revelador que todos los implicados se dieron cuenta de que el acontecimiento podía servir para que los tudelanos y tudelanos recordaran siempre a este Ángel que no consiguió levantar el vuelo por unas circunstancias que nadie nunca podía haber imaginado. "Nos dimos cuenta que podíamos hacer público el trabajo de Blanca y que sirviese de agradecimiento y homenaje a este chico que, no ha volado en la Plaza Nueva pero en la pequeña historia del Ángel ocupará un lugar muy importante", señalan los responsables de esta ceremonia.

Solo en Tudela se puede entender la relevancia de la ceremonia y la frustración de un niño que tras dos intentos no pudo llevar a cabo uno de los actos más emblemáticos de la ciudad.