El Ayuntamiento de Pamplona va a analizar el estado que presenta la Casa de Curtidores, la última que se mantiene del antiguo barrio de la ciudad, y encargará un estudio para valorar nuevamente las alternativas que ofrece el inmueble, situado en la margen izquierda del río Arga, en la Bajada del Portal Nuevo junto al puente de acceso a Santo Domingo.

Es lo que han decidido por unanimidad los grupos municipales en la Comisión de Urbanismo celebrada este miércoles tras una iniciativa presentada por EH Bildu.

El concejal Joxe Abaurrea, además de preguntar por el estado del edificio tras el último incendio ocurrido el 6 de julio, también ha aludido a las iniciativas que se han presentado en el Ayuntamiento para recuperar el inmueble.

Ha habido dos proyectos: uno para habilitar un restaurante, que fue descartado hace años; y otro más reciente para la construcción de 5 viviendas y un dúplex, cuya licencia también ha sido denegada.

El concejal delegado de Urbanismo Juan José Echeverría ha indicado que la vivienda, que ocupa un solar 560 metros cuadrados, se encuentra en estado ruinoso.

Ha señalado que el edificio ya no tiene techo y que solo conserva las 4 paredes y algunas vigas de la antigua estructura de madera.

Con respecto al proyecto presentado para construir viviendas, el representante de Navarra Suma ha señalado que el Ayuntamiento denegó la licencia en 2020 tras un informe de la Confederacion Hidrográfica del Ebro, que no lo autorizaba.

Posteriormente, los promotores recurrieron la decisión ante el Tribunal Administrativo de Navarra, que en una resolución emitida en agosto desestimó el recurso.

El procedimiento se encuentra en estos momentos a expensas de que los promotores de las viviendas decidan recurrir ante el juzgado de lo Contencioso Administrativo.

Por parte del PSN ha intervenido Federico Colmenar, que ha recordado el interés de su grupo en conservar el edificio si se dan las condiciones para hacerlo, mientras que Javier Leoz (Geroa Bai) ha insistido en la necesidad de volver a estudiar las alternativas para su recuperación.

Barrio de los curtidores, siglo XVI

La Casa de Curtidores dejó de estar habitada en 2007 y en 2012 se incendió la cubierta y partes de la estructura. Desde ese momento, se ha convertido en hogar ocasional de personas sin hogar y okupas.

Sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando aparece citada como lugar del gremio de los zapateros para el curtido de pieles en la ciudad a orillas del río Arga.

Con los siglos, el edificio fue cambiando de propietarios y de usos -llegó a acoger un centro de cuarentena para enfermos de peste en 1599 y una discoteca a principios del siglo XX- hasta su deterioro completo.

Tres emprendedores, Peio Amatriáin, Ismael Cuadrado e Imanol Retegi, pusieron en marcha un proyecto en 2015 para rehabilitar la vivienda.

Inicialmente pensaron en construir ahí un pequeño hotel y un restaurante aprovechando el encanto que produce su privilegiada ubicación a orillas del Arga.

Sin embargo, el Ayuntamiento no quiso ceder el uso de una parcela contigua a la vivienda que necesitaban para poner en marcha la iniciativa y desecharon el proyecto.

Luego plantearon la construcción de las 6 viviendas, ya que la Casa de Curtidores está incluida en el Plan de Ordenación Urbana, lo que en la práctica supone que se reconocía la existencia de la vivienda y el derecho a ser rehabilitada.