Odei y Selene ven la vida de color de rosa. Rosa chicle. Esta joven pareja de Huarte -23 y 24 años-, ha trasladado su estética kitsch al número 18 de la calle Olite de Pamplona. El local fue Cochecitos Pérez, una tienda de colchones, de soldaditos de plomo o un outlet. Ahora es el sex shop Flamingo y vende dildos, cosas de látex, fustas y todo tipo de juguetes eróticos y útiles pensados para el placer o el dolor placentero. Un flamenco de neón rosa decora su escaparate rosa y reposa sobre un par de huevos, dos pechos, unas nalgas o un corazón invertido. La ambigüedad les va bien porque todo encaja con lo que llega a partir del mostrador. Rosa.

“Queríamos huir de esa estética de sex shop como un lugar lúgubre y oscuro, clasicón, con todo tapado, que parece que dentro hay algo prohibido que hay que esconder. El sexo es algo natural y no hay que esconder nada. Somos seres sexuales y vamos a disfrutar de ello”, defiende Odei Alkazar, que además de propietario del sex shop es estudiante de joyería, la drag queen Sussie Pussie, monitor de ocio y tiempo libre y profesor de batucada.

“Casi parece una tienda de chucherías. Y está pensado para que cuando alguien pase por delante, no se lo piense dos veces y entre. No pasa nada si no te llevas nada, pero ya has echado un vistazo a este mundo. De ahí viene toda esta estética. Además no es nada forzado, nosotros somos así. Nuestra casa es una representación de este lugar. Nos encanta el kitsch”, confirma Selene, recién graduada en el Ciclo Superior de Grabado y Técnicas de Estampación en la Escuela de Arte. A Selene se le ha ido el diseño de la tienda a la cabeza. “Cuando empezamos con el proyecto, dije, ‘me tengo que poner el pelo rosa para ir a juego’”.

el origen

Hace años esta pareja, consumidora y visitante habitual de este tipo de negocios, ya fantaseaba con la idea de montar un sex shop. “Un día, tras el confinamiento, vimos la bajera, nos gustó la zona y dijimos, ‘ha llegado el momento de intentarlo’. Y nos metimos de lleno”, explica Odei. “Creíamos que era necesario en Pamplona un sex shop más estético y con más oferta de producto, porque veíamos que aquí falta variedad. Salir de lo normativo”, añade Selene.

El lugar combina intensidades y abarca un buen número de filias sexuales. “Desde aceites, velas de masajes, sales de baño y geles de ducha, dedicados al cariño, a una experiencia sensorial, pasando por toda una gama de productos satisfyer, el juguete del momento, tanto masculino como femenino, todo tipo de vibradores, productos anales, una amplia gama de productos de BDSM, fetish, sadomasoquismo... prácticas que van de lo más light a un poco más fuertecito, para todos los gustos.

Por ejemplo "la gama de 50 Sombras de Grey, dildos de todos los colores, tamaños y formas: retráctiles, con eyaculación, de cristal, metal, réplicas de vaginas y anos de actores y actrices porno, arneses... una vitrina de látex 100%, otra dedicada al fisting, plugs, montón de fustas o ropa interior masculina. La femenina la encuentras en muchas de tiendas, pero un chico que quiera un calzoncillo que se salga de lo normativo, un tanga o un suspensorio, no lo tenía”, dicen.

Tras superar una odisea burocrática para abrir, que definen como “un auténtico coñazo”, la inauguración “fue un éxito. Y estos días ha entrado mucha de gente joven con el mismo discurso: ‘Ya era hora que hubiera una tienda así en Pamplona’. Eso nos enorgullece”, recalca la pareja. Aún no ha sucedido, pero les encantaría recibir a personas mayores. “Ojalá nuestro público sean todo señoras de 70 años del Ensanche. Sería una maravilla”, dice Selene. “Si entra una señora con visón y cardado, le hacemos un 25% de descuento”, promete Odei.

“Abrimos con dos objetivos básicos. Huir del sex shop clásico y de unos precios abusivos. El proyecto se enfoca a público joven, y no todos se pueden permitir ciertos precios por unos productos que no valen eso. Queríamos hacer de los juguetes eróticos una compra más habitual, que no sea una vez al año porque no me lo puedo permitir”, argumentan.

Selene invita al público a su local “para descubrir algo nuevo del sexo. Socialmente nos lo pintan muy normativo y casi censuran todo lo que salga de esa normalidad. Y cada uno somos un mundo. Hay tantos tipos de fetiches que es imposible que cada uno no tengamos uno o dos. Que se pasen y se descubran a sí mismos”, concluye Selene. “Que se hagan el regalo de venir a Flamingo Sex Shop. Y que tengan claro una cosa; lo que pasa en Flamingo, se queda en Flamingo”, finaliza Odei.