Han traído el tintineo de los cencerros para romper, aunque de manera breve, la estampa tranquila y sosegada que desperezaba este miércoles por la mañana Villava a eso de las doce del mediodía. Y es que aunque acostumbran a ser calmadas, mansas y serenas, estaban desentrenadas. No es para menos teniendo en cuenta que han contado con un público especial que no ha dejado de gritar y dar saltos, fruto del nerviosismo y de la ilusión, aunque es lo que tienen los niños. Y más cuando se encuentran, de repente, con un centenar de ovejas que tiene que atravesar su pueblo.

Un rebaño de ovejas toma las calles de Villava

Un rebaño de ovejas toma las calles de Villava

El rebaño del pastor txantreano Roberto Urrutia, afincado en Urritzelki (Lizoáin-Arriasgoiti) ha 'tomado' las calles de Villava sin pasar desapercibido pero a toda velocidad. 130 ovejas (mañana harán lo propio otras 170 hasta completar las 300 que conserva) han salido desde la Trinidad de Arre en su ruta hacia Ezkaba Txiki en un itinerario poco habitual -más bien único en estos tiempos- para realizar labores de desbrozamiento en la ladera del monte y reducir así el riesgo de incendios, además de favorecer la biodiversidad de la zona evitando que desaparezcan, por ejemplo, especies de gran interés como las numerosas orquídeas que existen hasta ahora.

Pero las latxas sirven además de excusa para llamar la atención del alumnado de Villava, que ha podido verlas de cerca para entender y trabajar en las aulas aspectos relacionados con la sostenibilidad como el de la economía circular, el patrimonio cultural que representa la ganadería sostenible y valorar, además, la importancia del contacto con los animales, tal y como ha explicado el promotor de esta novedosa iniciativa municipal, Mikel Baztan, técnico de Sostenibilidad del Ayuntamiento de Villava.

"Se trata de acercar esta cultura ancestral otra vez, recuperarla, y hablar de estas cosas que son tan necesarias. Es una forma muy económica de mantener el monte y evitar lo que podría ser un problema, la acumulación de vegetación, con un recurso que nos da productos de calidad y mantiene una actividad importante, además de fomentar el empleo y la población local", ha señalado. También el alcalde, Mikel Oteiza, ha puesto en valor una iniciativa "muy llamativa. La idea es que cale el mensaje de lo sostenible, el papel que tienen en la naturaleza".

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Un rebaño de ovejas cruza las calles de Villava

Han participado en la iniciativa alumnos y alumnas de los cuatro centros del municipio, que han acompañado a las ovejas a la zaga -sin interferir en el recorrido- pero sin perderlas de vista. De la Trinidad ha salido el alumnado de Atargi ikastetxea, detrás del rebaño, hasta el parque Ribed. Allí le ha relevado el colegio La Presentación hasta la calle Las Eras, donde estaba esperando la ikastola Paz de Ziganda, que ha llegado hasta la plaza de la Paz (Montículos), donde se ha sumado el último colegio: Lorenzo Goicoa. Las ovejas han llegado a las faldas de Ezkaba en poco más de media hora, puede que con el susto en el cuerpo después de haber cambiado la hierba por el adoquín. Pero sobre el verde han descansado tranquilas y, ya calmadas, los alumnos y alumnas han podido acercarse a verlas.

"Tener la posibilidad de salir del aula, de ver cosas en la calle, es muy importante. Están en la naturaleza y es una iniciativa bonita. Algunos críos tienen pueblo y otros no, y hay quien venía con miedo por si les hacían algo€ Porque les pilla lejos. La naturaleza se trabaja en todos los cursos pero está bien verlo en el pueblo, en directo", ha reconocido Aitziber Aurrekoetxea, andereño en Paz de Ziganda. Y eso que varios estudiantes, alterados por los nervios del momento y lo inusual de la situación, sabían de qué iba la cosa. Y lo resumían con un "mi abuelo tiene ovejas" o "mi abuelo es pastor". Alto y claro. Aiur Espinal, Naiara De Miguel, Enara Larregi o Zuriñe Ruiz e Itxaso Markina no han perdido la oportunidad de tocar esa lana. "Ya sabemos que han venido para que no haya incendios. Y para cuidar el monte", han dicho. Les daba "un poco más de miedo" que les mordiera el perro. "Las ovejas, nada".

También eran un manojo de nervios Ainara Rodríguez, Aintzane Iturri, Amaia Mendoza, Ireber Zamora y Naroa Olaetxea, de la ikastola Atargi, que nunca habían visto pasar ovejas por su pueblo. "Nos hace mucha ilusión", han dicho, emocionadas. Podrán visitar al rebaño en el monte las veces que quieran durante las 3 o 4 semanas que permanezca haciendo las labores de desbroce, en función de lo que les cueste y del clima que venga: abonar, limpiar y mantener. Es lo que toca.