Desde hace casi dos años, concretamente desde marzo de 2020, la vida de todas las personas ha cambiado, en mayor o menor medida. Desde que llegó la pandemia, con el confinamiento, la enfermedad y la muerte, mucha gente ha visto trastocada su vida anterior a ella.

El no poder salir de casa, sufrir la enfermedad, no poder estar con los seres queridos, o perderlos, ha generado una gran angustia a gran parte de la sociedad, y cada uno lo ha gestionado, o lo está gestionando como buenamente puede. Algunos han encontrado una oportunidad de reflexionar y cambiar sus vidas, otros, en cambio, siguen padeciendo las consecuencias.

La psicóloga almandoztarra Esther Sanzberro Iturriria conoce muchos casos de gente que está sufriendo a raíz de la pandemia, a diario trata con pacientes en Alma, el centro donde trabaja. Señala que los problemas que vive la gente no son derivados exclusivamente de la pandemia, sino que ella los ha acelerado, dando un último empujón a esos procesos internos, "la gente ha sentido miedo, soledad, angustia y mucha ansiedad".

Hace dos meses, Sanzberro ha publicado un libro, Semillas. Relatos para almas audaces. El libro nace con la intención consciente de conectarte con la esencia de las personas y expandir el alma a través de relatos de vida "que resuenan en el interior como un tambor ancestral".

El libro llevaba gestándose bastante tiempo. Empezó a publicar relatos en las redes y vio que tenían bastante buena acogida, "me di cuenta que la gente estaba deseando leer y ver mis publicaciones, y algunos me animaron a llevarlo al libro".

El libro nació principalmente porque "estamos viviendo un acontecimiento histórico, y yo recordaba a mis ancestros, que les tocó vivir situaciones bastante más duras que las nuestras, como la guerra civil". Entonces, Esther se preguntó qué harían nuestros aitatxis y amatxis para salir adelante, qué podríamos hacer para ayudar a los demás y poner nuestra semilla para aportar algo a la sociedad. En este sentido, quiso aportar su granito de arena y empezó a publicar sus historias en las redes sociales, para poder acompañar a las personas. Publicaba frases de su amatxi, relatos, y vídeos, que recibieron muchos comentarios, y al final se animó a llevarlo al papel.

Los relatos son muy íntimos, sencillos pero profundos, y está teniendo un feedback muy interesante, y mucha gente le está felicitando por la publicación. Es un libro escrito con mucha ilusión, con un lenguaje claro y directo al corazón, "para describir con precisión quirúrgica las emociones y vivencias que todos transitamos".

En definitiva, el libro es un instrumento para ayudar a enfrentar los problemas diarios, un libro para leerlo con tranquilidad, por capítulos, como una guía de la vida, "sin pretender enseñar nada a nadie".

El libro está dividido en tres partes, como una tirada de tarot. La primera parte habla de los orígenes, todos los relatos que confieren a su familia y a las experiencias personales, la segunda qué está emergiendo, en la que los relatos están relacionados con lo la situación actual, y por último, hacia dónde vamos, habla de las cosas que debemos tomar como asidero para salir reforzados de esta situación.

Tras la publicación de este libro, Esther está trabajando en otro libro, muy personal. Se trata de un libro ilustrado por Ana Apezetxea, que tiene como base sus primeros relatos, en os que hablaba con su amatxi, y esta le respondía. A veces son frases que ella escuchó desde la infancia. Ahí empezó todo, y siguió con unos relatos más terapéuticos. Un libro que espera poder publicar pronto, un tributo a "nuestros mayores".

Experiencia personal

La propia Esther también vivió un gran cambio en su vida. Estudió química y durante muchos años trabajó en una farmacéutica. A los 33 años, empezó a estudiar psicología, y compaginó su trabajo con los estudios. Cuando terminó la carrera empezó a trabajar, de voluntaria, en el teléfono de la esperanza. Luego empezó a trabajar en un despacho, "de una manera muy natural, porque me apasionaba".

Cuando le diagnosticaron una enfermedad, despertó su conciencia, y abandonó la aparente seguridad de una empresa multinacional para seguir, sin más excusas, la llamada de su auténtica vocación, "cumplir mi misión de vida y acompañar a los demás en el apasionante camino de la vida".