l primer verdor, o primer verano, que es lo que quiere decir primavera, llegó con el equinoccio de marzo el pasado día 20 a las 16,33 (hora peninsular) de acuerdo con el Observatorio Astronómico, y durará 92 días y 18 horas hasta el próximo 21 de junio. Parece que no hemos tenido invierno y nos llega el tiempo de la luz, de la explosión del color en campos y jardines y la presencia del pájaro cuco que llega hoy, precisamente.

Los hortelanos, que todavía quedan, llevan ya días preparando la tierra en la que plantan ricas hortalizas, y en el campo brotan puntuales y a millones las florecillas de San José, las margaritas en lo que fueron las huertas que eran un ejemplo de gestión del llorado Colegio de Lekaroz. Y en los prados el llamado diente de león o amargón (Taraxacum officinale, en latín) cuyas hojas comían en ensalada el teniente Godoy, gran herborista, y el amigo Kelike que se nos fue a Estados Unidos. De críos, si las cortábamos para soplar y hacer volar el vilano (sorgiña o bruja, le llamábamos) los mayores nos decían que "os haréis pis en la cama", diurética como es.

Doña Primavera, de aliento fecundo, se ríe de todas las penas del mundo..., decía la poetisa y Premio Nobel en 1945 Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga, cuyo apellido materno, tan extendido en Chile, le hace oriunda bidasotarra de Lesaka.

Hoy nos llega el cuco (kukua de los euskaldunes) que para muchos es, incluso más que la cigüeña y la golondrina, símbolo y gran anunciador de la primavera. Su llegada no es ciencia exacta pero la creencia popular la sitúa en el 28 de marzo, "tres días después de pasar bajo el arco de Roma".

Un viejo refrán euskaldun dice que Martxoko Ama Birgiña egunean pasatzen da kukua Erromakozubi azpian. Handik hirugarren egunean kantatzen du hemen (En la Anunciación de la Virgen de marzo (el 25) pasa el kuku por debajo del Puente de Roma. De ahí a los tres días canta aquí).

En la mentalidad popular vasca cargada de símbolos, el Puente de Roma es el Arco Iris majestuoso que se puede ver después de las tormentas y chubascos primaverales, y a los tres días de que el cuco pase bajo él se decía que se le podía oir cantar en Euskal Herria. Misterioso y huidizo el cuco, es difícil de ver porque dicen que, en cuanto lanza su cu-cú se desplaza a otro lugar, y se cuenta que al escuchar su canto si tienes dinero en el bolsillo lo tendrás durante todo el año.

Ayer domingo se cumplieron 30 años del adiós a los 97 años de edad del capuchino padre Jorge de Riezu, nacido Casto Inza Arbeo, hijo del molinero de Oihangibela y el menor de diez hermanos. A las dos de la madrugada, en Extramuros, llamó al vigilante de noche y le dijo: "Deseo levantarme porque tengo que hacer un largo viaje". A las pocas horas moría.

Le recuerdo, de las mejores personas que he conocido, en su celda (¿por qué los frailes llaman así a su habitación?) de Lekaroz, cuya pared rezumaba humedad en febrero, sus pies llenos de sabañones en franciscanas sandalias. No pudimos, con Teresa Zulaika, sobrina del Padre Donostia del que fue fiel continuador, traerle a descansar al panteón de Lekaroz junto a su amigo, como quería. Mucha pena.