La primera asociación cultural del Valle de Egüés se fundó hace 25 años con el nombre de Lakarri, como una escuela de dantza que pretendía motivar a los y las jóvenes, crear una red, que se conocieran vecinos y vecinas de entre todos los concejos que conforman el valle. Crear y forjar un compromiso, echar raíces. Desapareció con el paso del tiempo pero ha permanecido en la memoria de unas cuantas personas que, ahora hace ya siete años, decidieron reimpulsarla.

"Cuando vinimos a vivir a Sarriguren nos apuntamos a dantzas y nuestra profesora, Ekiñe Aparicio, nos habló del grupo. Decidimos crear la asociación, recuperar su nombre, material, indumentaria, bandera€ Todo lo que se conservaba de hace 25 años, y salimos con ello a bailar", cuenta Soraya Atienza, miembro de Lakarri, pero del Lakarri que se fundó en 2016, no en el 95. Aunque con ella bailan personas que conformaron la entidad original y que, además, han contribuido y les han ayudado a dar vida a la nueva.

Este domingo han querido rendir un sentido homenaje a sus orígenes en la sala Errizar del pueblo viejo de Sarriguren, en una cita en la que han presentado un baile propio del valle, uno nuevo que han creado "para que se difunda, la gente lo conozca y lo baile". La Inguru dantza ha servido de excusa para reunir a vecinos y vecinas en un ambiente festivo en el que no han faltado los joaldunak, gaiteros, la comparsa y diferentes colectivos culturales del valle que les acompañaron en kalejira.

Confiesa Atienza que preparar el baile les ha supuesto "un gran esfuerzo, pero lo hemos hecho con mucha ilusión y ha merecido la pena. Es un día bonito, una cita popular. Bailamos con una pañoleta que tiene bordados cada uno de los escudos de los 17 concejos que conforman el valle", explica.

Son todas mujeres, unas 15 vecinas de la zona (muchas de Olaz), que tienen además intención de impulsar este año un grupo de dantzas txiki. "Éste mixto, si se animan. No contamos con ningún chico porque no quieren venir, pero les animamos a que se apunten", propone Atienza, que recuerda que en el Lakarri original participaban hasta 25 personas, en este caso mujeres y hombres.

Agradecida por ese trabajo en común que recupera la memoria y esas raíces culturales que nunca ha abandonado Egüés, explica que todo ha sido posible gracias a Mikel Aranburu y Amaia Aguirre, fundadores, y también a Eiande Aranburu, hijo de Mikel, que ha puesto junto a ellos la música y los pasos del nuevo baile que pasará a formar parte de la historia del valle.