El 14 de julio de 1792, se cumplen ahora 330 años, en sábado y con luna llena (esta vez el plenilunio toca hoy) el himno nacional francés, llamado La Marsellesa, se estrenó en Banka, una pequeña localidad del valle de Aldudes, en la sexta merindad o Tierra de Vascos que perteneció al Reino de Navarra hasta el siglo XVI. La cantó, de viva voz, su propio autor, el militar Claude Joseph Rouget de l’Isle, en el domicilio de un amigo al que visitaba. 

Aquel día, Frédéric de Dietrich, un mineralogista francés y alcalde de Estrasburgo, había llegado a Banka para supervisar la actividad de la fundición de hierro, cuestión por la que gozaba la localidad de cierto prestigio. Y fue en su casa donde Rouget de l’Isle interpretó La Marsellesa por primera vez. 

Rouget de l’Isle había compuesto dos meses antes el que sería himno francés, el 25 de abril de 1792, que inicialmente sería un canto más de las tropas de Marsella en su marcha a París, sin sospechar que acabaría por convertirse en el himno oficial del vecino país. Desde años atrás inmersa en la primera revolución liberal de la historia de Europa, Francia se encontraba en un proceso radical de cambios políticos y sociales que no toda Europa (Austria y Prusia, en particular) quería aceptar y decidieron intervenir y enviar tropas en ayuda del rey francés y su Antiguo Régimen.

Banka

La villa es la primera del valle de los Aldudes (también Aldude) y es conocida por las minas de hierro y cobre, que se explotaron desde la época romana hasta entrado el siglo XIX. Su nombre primitivo era el de Ithurbigorri o Ithurrigorri, posteriormente pasó a llamarse La Fonderie (La Fundición) por sus antiguos hornos, y por último, en 1873, se optó por su nombre actual. 

El valle, en el corazón de Baja Navarra, lo forman los pueblos de Banka, Esnasu, Aldudes que se considera la cuna del porcino de raza vasca, y Urepel, la puerta de entrada del Quinto Real (Kintoa, en lengua vasca) y los pastos de altura de Sorogain. Estos pueblos, vecinos de los valles de Erro y Baztan, se fundaron por los hijos de la familias del vecino Baigorri en el siglo XVI. En realidad, transformaron las cabañas de pastores (bordas) en viviendas permanentes que fueron ligadas a las minas del lugar. Pertenecieron al Reino de Navarra hasta la conquista y en este sentido es destacable el sentimiento de sus habitantes, muchos de ellos se consideran navarros y con orgullo lucen el escudo de las cadenas en la facha de sus casas y forjado hierro en las rejas de las ventanas. Con apenas 373 habitantes, Banka sufre también el fenómeno de la despoblación por falta de puestos de trabajo, lo que intenta paliar con la cría de truchas en su piscifactoria, la de la raza porcina vasca que es muy apreciada y un moderno complejo museístico donde se enseña la historia de la minería y metalurgia local. Nada más llegar al pueblo es posible ver uno de los antiguos altos hornos, que todavía se mantiene en pie. 

El himno

”Allons, enfants de la patrie...” (Marchemos, hijos de la patria, que ha llegado el día de la gloria) se canta en la primera estrofa del que es uno de los himnos más reconocibles del mundo, oficial a todos los efectos desde el día 4 de octubre de 1958, no hace tanto tiempo. Su carácter oficial ha vivido distintos avatares, ya que en un principio lo fue desde el 14 de julio de 1795, con posterioridad se prohibió durante el Imperio y la Restauración, volvió a serlo de nuevo desde la III República y fue nuevamente prohibido entre los años 1940-1945, al ser considerado un acto de resistencia a la ocupación alemana y al que fue gobierno colaboracionista de Vichy, y finalmente lo es desde 1958. 

Partitura de La Marsellesa. Redacción DNN

Curiosidades

Como curiosidad, se suele tener en cuenta que es el primer himno en el que no se cita a Dios, y como un canto revolucionario por excelencia, a veces se le considera demasiado brutal, hostil o beligerante como para ser un himno nacional. Así, no pocos autores musicales y cantantes han propuesto e intentado en ocasiones suavizar y endulzar su letra. 

Por ejemplo, la más conocida y cercana en el tiempo, Mireille Mathieu, grabó una versión en la que canta la primera, quinta y sexta estrofas (son siete, en total) además del estribillo. En la actualidad, en Francia sólo se canta la primera estrofa, a veces la sexta y séptima y el estribillo, catalogado de racista por cierto.

El Centro de Interpretación de la Minería y la Metalurgia, uno de los recursos históricos y turísticos de Banka. Redacción DNN

Aunque parezca paradójico, La Marsellesa consta que se cantó por los carlistas de la primera guerra: “La banda de música del batallón carlista está formada por jóvenes, porque todos los mayores han tomado el fusil. Su repertorio no es muy abundante, tocan a veces La Marsellesa o La Parisienne. Menos mal que no hay quien las conozca, porque en vez de tocarlas las ejecutan”, comentó un historiador de la época.

Por su lado, Napoleón Bonaparte al oirla por primera vez y entender que exaltaba el fervor patriótico dicen que comentó: Esta música nos ahorrará muchos cañones”. Como militar, pensó en cañones y no en vidas humanas, y es que ya se sabe lo fácil que es ser muy valiente desde una distancia segura. 

Aldudes mantuvo históricamente serias disputas, a veces cruentas, con sus vecinos de Erro y Baztan por abusos pastoriles, pero en general la relación incluso con lazos familiares comunes ha sido muy estrecha, ahora menos y se sabe por qué. La cuestión es que a la bonita villa de Banka le cabe el honor, por decirlo de alguna forma, de ser la localidad en la que en 1792, hace 230 años y por vez primera, se cantó La Marsellesa, un himno desde luego vibrante como pocos.