El viento ha salido a recibir a las docenas de corellanos y corellanas que hoy han recuperado la procesión de la Virgen de la Merced. Antes, a eso de las 11, se ha oficiado una misa en su honor en la parroquia de San Miguel, a la que han asistido numerosos fieles dispuestos a festejar el día grande de la Virgen. Posteriormente, ha comenzado el esperado tránsito de la copatrona por las calles de Corella, junto a la Corporación municipal, la banda de música y la comparsa de gigantes y cabezudos. Puede que fuera el viento o puede que fuera la emoción del momento, pero lo cierto es que los mozos han tomado la delantera y ha habido que pedirles que pararan un poco el ritmo. “Van como acelerados”, comentaba una señora que trataba de seguirles el paso con dificultad.

Han sido muchos los corellanos que estaban “deseando” recuperar la procesión y han recibido con “mucha emoción” a la que, junto a San Miguel, es patrona del pueblo. Por eso, no han dudado en cantarle jotas a lo largo del recorrido, unas a cargo de los auroros de Corella y otras más espontáneas. “No sé qué tiene tu cara, mi Virgen de la Merced, que todos los corellanos se emocionan al mirarla”, se podía escuchar en una de las esquinas. Además, al finalizar el recorrido y antes de recoger la imagen en la iglesia, la asociación Amigos de la Jota de Corella, acompañados de su directora Laura Sesma, ha dedicado una emocionante jota a la Virgen. Se ha tratado de un canto especial, al estar formada la agrupación en su mayoría por niñas, que garantizan la supervivencia de una tradición en la que, sin embargo, no se ha visto demasiada gente joven.

Los eventos de la mañana se han complementado con una exhibición de deporte rural en la plaza de los Fueros, una batucada del grupo Bara Batu, un teatro de marionetas de Gorgorito en la plaza de España y un pasacalles con las charangas de las peñas El Tonel y Gracurris. Luego, ha tenido lugar una multitudinaria comida popular en la placeta García. Mañana, Corella celebrará la Fiesta del Vino, que, en palabras del alcalde, Gorka García, pretende convertir a la ciudad “en la referencia del vino en la Ribera”.