El muro de hormigón del instituto de Roncal ya no es de color gris. En él predominan ahora el naranja y el verde, colores entre los que oscila el paisaje que le rodea. Se ha transformado en el soporte del mural que lleva por título Quiero ser una montaña/Mendia izan nahi dut. Recuerda a las Golondrinas, jóvenes de los valles pirenaicos que viajaron hasta Maule entre 1870 y 1940, del otoño a la primavera, para trabajar en las fábricas de alpargatas.

De ellas toma el centro su recién estrenado nombre en euskera roncalés: Ainariak. El mural es el resultado de un proceso de mediación en arte urbano entre el alumnado del IES Ainariak y el del Colegio Público Julian Gayarre, coordinado por Leire Urbeltz Munuce, dibujante, muralista y mediadora cultural.

La iniciativa ha sido posible gracias a “una maravillosa cadena de casualidades”, expresa Urbeltz. Refiere así a la colaboración entre los Ayuntamientos del valle, que financian el proyecto, el instituto, el departamento de Educación y la Dirección General de Memoria, Paz y Convivencia del Gobierno de Navarra; promotora de un mural similar en Sangüesa que les ha servido de referente. “Por un lado están los Ayuntamientos de los pueblos del Valle de Roncal que hacen una labor muy importante de transmisión de los valores del feminismo e igualdad y de preservar su patrimonio inmaterial. A su vez, el instituto de Roncal, implicado en el programa Skolae, ha hecho una labor preciosa de reconocimiento de las Golondrinas. Alodia y Leire, profesoras de plástica, se sumaron a la iniciativa Sormen Digitala (nueva asignatura del área de Euskera para fomentar la producción cultural entre adolescentes), y me invitaron a dar una charla sobre mi trabajo de muralista”, explica.

El alumnado del centro ha participado en todo el proceso. La fase inicial fue de recogida de documentación sobre la historia de las Golondrinas. Después, repartido en tres grupos, ha participado en tres talleres para definir el contenido.

“El primero ha consistido en abrazar el aura animista del Pirineo para representar a las Golondrinas y su sistema emocional. Como recurso formal hemos utilizado un cambio de escala propio de los cuentos de hadas. Así las golondrinas aparecen proporcionalmente mucho más pequeñas que los animales y elementos del bosque que las rodean. Con este efecto se ha querido señalar la temprana edad con las que estas mujeres emprenden ese viaje iniciático lleno de miedos (representados a través de lobos y serpientes por ejemplo) e ilusiones (representadas con alpargatas y flores).

Resultado final del colorido mural, financiado por la comisión de Igualdad del Valle de Roncal, sobre el muro de hormigón con todos sus elementos. CEDIDA

El segundo taller ha consistido en un juego invertido. “En este caso una Golondrina encuentra protección en su manto de roncalesa. Se plantea la idea de que el propio paisaje es a la vez peligro y protección para las jóvenes y las fortalece. De esta propuesta nace el título del mural: Quiero ser una montaña/Mendia izan nahi dut. A nivel plástico, el trabajo estriba en transformar la fotografía de la roncalesa en una mujer-montaña. La idea de la cascada se ha repetido en las propuestas, por lo que al personaje central podemos llamarlo Arrako como la cascada del valle. Viajando hacia un lado y otro de esta mujer-montaña, hay 8 personajes que recorren el mural en homenaje a aquellas jóvenes jaurrietanas que perdieron su vida en esta arriesgada hazaña. Esta se recuerda en ‘Axuri Beltza’, danza recuperada en los años 60 por J.A Urbeltz”.

El tercer taller ha tratado la narración de la historia de las Golondrinas bajo la lógica del emoticono. “Se ha reservado una franja que rodea y limita toda la pintura con el objetivo de reflexionar sobre la idea de lo que pasa en la frontera se queda en la frontera. Este taller ha sido interesante porque nos hemos dado cuenta de que no durante toda la historia de las golondrinas ha existido una frontera política que separa los territorios de un lado y otro del Pirineo. “Los elementos representados en esta franja (el hatillo, la borda de Juan Pito, Peña Ezkaurre, las fábricas de Maule, la cueva, el fuego, el paraguas...) cuentan una historia de ida y vuelta, de progreso y de cambio de épocas, de descubrimientos y de estrategias para defender aquello que las Golondrinas habían ganado con su esfuerzo”, comenta.

Todas estas ideas desarrolladas en los talleres de dibujo previos, han sido re-dibujadas y trasladadas al muro para poder pintarlas entre alumnado, profesorado y otras personas trabajadoras del centro.

Estética y estatus

Leire Urbeltz ha reparado en la transformación con el paso del tiempo de la estética que atraviesa la historia de las Golondrinas. “Las recordamos desde el romanticismo de la vida rural y es lógico que se las represente vestidas de caseras (Hualde y Urretavizcaya, 2020). Analizar las fotos reales, sin embargo, me ha sugerido otras ideas que he introducido en el diseño del mural. A través de este viaje las Golondrinas salían de su vida campesina para alcanzar un estatus de obreras y así en las fotos antiguas podemos percibir cambios en su imagen. Desde los vestidos largos y recogidos sobrios del siglo XIX, hasta cortarse la melena y la falda por debajo de la rodilla en los locos años 20 del siglo pasado. Una estética más andrógina (Coco Chanel) que nos habla de que los nuevos tiempos llegaron también al Pirineo gracias también a estas viajeras”.

El muro es ahora el mural de las Golondrinas, que transmite dinamismo y alegría. Está lleno de contenido y simbología.

“Es un reflejo del valle, un elemento artístico que representa mucho y llena de color y de contenido un edificio frío. En él se ha implicado toda la comunidad con un resultado final muy satisfactorio, una transformación en la entrada que transmite un mensaje”, declara el director del centro, Mikel Belasko. El instituto inaugurará el mural este lunes con la presencia de la artista y la proyección del documental ‘Ainarak’ (en colaboración con el Ayuntamiento).

“Trabajar en Roncal me ha aportado una tranquilidad y serenidad que no siempre consigo sostener en el día a día de Pamplona. Por eso me siento muy afortunada y agradecida de poder ser una parte de proyectos con tanto amor y significado”, concluye Urbeltz.