Más de la mitad de toda la población de Navarra tiene como epicentro la capital, Pamplona, y su cuenca. Cada vez, menos gente elige vivir en las áreas rurales y éstas se están despoblando. En el caso del Pirineo, una de las zonas más alejadas de los núcleos urbanos, ha sido de las más afectadas. Según los datos más recientes, la densidad de población es de 3,8 habitantes por kilómetro cuadrado. Muy baja comparada con la del conjunto de la Comunidad Foral, que se sitúa en 68,1 habitantes.

Para tratar este problema de despoblación y exponer las diferentes estrategias posibles para frenar la pérdida de habitantes en la zona pirenáica, participaron en una primera mesa de este encuentro celebrado el pasado martes Rubén Goñi, director general de Proyectos Estratégicos del Gobierno de Navarra; Javier Larrea, Comisión de Turismo y Comercio de la Mesa del Pirineo; Arantxa Arregui, representante de Lursarea-Nasuvinsa y coordinadora del equipo territorial de Pirineo; e Ibon Mimentza, director general Cederna Garalur.

Rubén Goñi indicó durante su intervención que “el trabajo del plan del Pirineo abarca diferentes temáticas estratégicas imprescindibles para abordar este reto” y añadió que para conseguir una sociedad dinamizada es necesario primero “resolver cuestiones relacionadas con dónde vivir, qué servicios tener, entre otros aspectos, para ofrecer oportunidades tanto para los vecinos y vecinas de la zona como para la gente de fuera”. Y que “es labor de todas y todos hacer un cambio de discurso para apreciar el atractivo de emprender o vivir aquí”.

Al respecto, Arantxa Arregui señaló la importancia de analizar los recursos in situ. “Si queremos atraer a gente deberemos replantearnos el problema de la falta de vivienda y la falta de servicios”. Es por ello, que la representante de Lursarea-Nasuvinsa señaló la labor que está haciendo la sociedad pública en “dotar espacios vacíos para destinarlos tanto para el uso de vivienda como para el emprendimiento”. En la actualidad, hay más de 33 municipios del Pirineo que han firmado con Nasuvinsa un acuerdo para la rehabilitación de infraestructuras. “Trabajamos el plan en las casas particulares para ver qué necesitan, con la parte jurídica, con arquitectos... para desarrollar un proyecto ad hoc”, apuntó. 

marco legal estable Javier Larrea, como representante de la Comisión de Turismo y Comercio de la Mesa del Pirineo, resaltó que “todo el trabajo se realiza de forma coordinada entre los diferentes agentes y entidades locales”, pero reivindicó como reto principal a corto y medio plazo “una ley de despoblación que haga posible combatir la despoblación, bajo un marco más estable, sin color político”. 

Asimismo, resaltó “que hay que eliminar la burocracia” porque “la mayor potencialidad de la zona está en sus vecinos y vecinas” y que “las ganas de arraigo y el modo de vivir generan nuevas ideas al territorio”.

Por último, Ibon Mimentza también compartió la idea de que el comienzo de la lucha contra la despoblación empieza en los propios pueblos afectados, resaltando que “surgen proyectos innovadores porque hay personas innovadoras”. A su vez, el director general de Cederna Garalur se sintió satisfecho del trabajo que está realizado tanto la asociación como las entidades locales en las diferentes zonas despobladas, no solo en el Pirineo, y que se “aprecia un cambio de ambiente más positivo y optimista en los pueblos” y que se ha dejado atrás el “abatimiento de los últimos años”. En este sentido, destacó que pese a las elecciones de 2023, “se debe seguir adelante con el apoyo a los territorios en riesgo de despoblación y continuar impulsando proyectos e iniciativas”.

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“Los Pirineos frente al reto de la despoblación”, encuentro en Ezcároz Javier Bergasa