Uno de los puentes modernos más famosos de todo Navarra cumple el próximo 1 de septiembre 45 años de edad. Conocido como Sancho el Mayor, fue un auténtico hito en su construcción, entre 1976 y 1978, ya que fue el primero “atirantado” que se construyó en España; una auténtica revolución. El puente salva el cauce del río Ebro a su paso por Castejón y permite conectar la AP-15 con la AP-68. Su casi medio siglo de vida le hace estar sometido a continuas reparaciones y arreglos. Sus tableros sufren el paso de uno de los ríos más caudalosos de España pero también uno de los que más habitualmente se desbordan. En invierno la sal es vital en su asfaltado para que se pueda transitar sin peligro.

Su diseñador, Javier Manterola, señaló que “los puentes no han entrado en el radio de acción de los críticos de arte. Es como si fueran transparentes: No se ven, no interesan ni se entienden. A veces parece que sólo la pintura existe como obra de arte. Sin embargo, en este mundo del arte confuso empiezan a estar presentes de una manera cada vez más insistente las obras públicas. Las carreteras y los ferrocarriles pueden llegar a ser auténticas obras de LandArt”. No erró, Sancho el Mayor está considerada una obra de arte y es uno de los elementos más representativos de la Ribera. Su estructura es la de un puente atirantado y asimétrico, con un pilón inclinado con tirantes traseros de compensación.

Maqueta del puente en la exposición sobre las obras y proyectos del ingeniero navarro Javier Manterola en Baluarte. Iruña Press

El acto de presentación el 1 de septiembre de 1978 se retrasó a las 21.00 horas para poder verlo iluminado y en él estuvieron presentes el vicepresidente de la Diputación Foral, Amadeo Marco, y los diputados forales, Julio Asiain, Julio Iturralde, Jesús Fortún, Félix Visus, Juan Manuel Arza e Ignacio Irazoqui, además del que era director de Caja de Ahorros de Navarra, Juan Luis Uranga, y el director de Obras Públicas de la Diputación, Luis Huarte, y responsables de Audenasa.

El puente, del que decían era “audaz y original, de tecnología tan bella como precisa”, tenía como objetivo servir de enlace para la Autopista de Navarra con la del Ebro, lo que permitiría que Pamplona y Zaragoza se unieran mediante una vía rápida que salvara los 170 kilómetros de distancia. Además daba a la capital navarra la posibilidad de una mejor salida hacia Lérida, Barcelona, Valencia y Alicante.

En esta obra se produjo la efectiva unión entre hormigón pretensado, que permite al ingeniero prediseñar su capacidad de dibujarlo, y el acero.

Un camión pasa sobre el puente diseñado por Manterola Miguel Ángel Galilea

El vano principal es de 146 metros de luz y la longitud es de 204 metros, con una anchura total de 29 metros. Existen además dos vanos secundarios de 32 y 35 metros en la margen izquierda del Ebro. El tablero está formado por un cajón de 2 metros de canto y 29 metros de ancho, se construyó con dovelas prefabricadas de 3,40 metros de longitud y 120 toneladas de peso, utilizando la técnica denominada “avance en voladizo”. Todo ese peso y la estructura está sustentada por 140 tirantes de acero (de diámetro variable de 60 a 96 milímetros) a una torre de 60 metros de altura con una cimentación enterrada en el suelo a unos 40 metros.

Al no tener vano de compensación, los tirantes traseros se anclan en contrapesos laterales de 2.400 metros cúbicos de hormigón pretensado, que están situados a ambos lados de la autopista, dando lugar a tres planos de atirantamiento, ofreciendo una imagen similar a la de un arpa.

Las obras se prolongaron durante dos años (comenzaron en 1976 y concluyeron en 1978). De su relevancia da idea que en el año 2000 el Ministerio de Fomento publicó el libro Guía de la arquitectura de España (1920-2000) en las que se reseñaban las mejores obras arquitectónicas de los últimos tiempos. De las 767 obras que seleccionaron, 17 se apuntaban como “obras maestras”. En este grupo estaban el Museo Guggenheim (Frank Gehry), el Museo de Mérida (Rafael Moneo) y el puente Sancho el Mayor de Castejón (Fernández Troyano y Manterola).

Imagen de 1978 de las obras de construcción del puente

Otro puente: Sancho el Fuerte

Más allá del tren se podría decir que Castejón es la localidad de los puentes. En sus 96 años de existencia, Castejón ha tenido dos puentes del ferrocarril (el de hierro se eliminó cuando se construyó el nuevo en los años 40), uno de carretera, el de la AP-15 y en un futuro ya se habla del viaducto que salvará el Ebro para el TAV.

Para dar servicio a la N-113, que une Pamplona y Madrid, se inauguró el 18 de junio de 1969 el puente Sancho el Fuerte que en su día fue el mayor de España de hormigón pretensado con 225 metros. El sistema también fue novedoso porque se hizo siguiendo el método de hacer coincidir las dos dovelas en el centro. Su coste ascendió a 32 millones de pesetas, de los que 7 pagó la Diputación y 32 el Ayuntamiento. Para hacer frente al gasto se estableció un peaje por el que los camiones pagaban 25 pesetas, los coches 10 y las motocicletas 5. Castejón llegó a recaudar 90 millones de pesetas, hasta que se suprimió el peaje en 1982. Su puesta en marcha en 1969 acabó con la barca que mediante una sirga transportaba ovejas, remolacha, tractores, coches y camiones pequeños de orilla a orilla.

Detalle del puente Sancho el Mayor de Castejón Miguel Ángel Galilea

Detalles

Gemelo. En 1995, en Pontevedra se instaló un puente casi gemelo al de Castejón sobre el río Lérez.

Peajes. En aquel año de 1978 se establecieron nuevos peajes para el recorrido Tafalla-Enlace Tudela-Castejón. Los precios eran: Motocicletas, 35 pesetas; turismos con cilindrada inferior a 900 centímetros cúbicos, 65 pesetas; turismos con cilindrada igual o superior a 900 centímetros cúbicos y vehículos industriales con carga no superior a 900 centímetros cúbicos y vehículos industriales con carga no superior a 1.000 kilogramos, 95 pesetas; camiones de dos ejes y autobuses de 20 o más plazas, 215 pesetas.

Empresa. El puente fue construído por Huarte y Dragados y es propiedad de Audenasa.