Diversos colectivos de Estella-Lizarra e iniciativas particulares reivindicaron ayer la figura de las escritora Katalina Eleizegi (Donostia, 1889) y que vivió en Estella-Lizarra casi tres décadas hasta que murió en 1963, hace ahora 60 años. Considerada por muchos como la “madre” del teatro vasco, Katalina se formó en magisterio siendo una de las primeras maestras tituladas.

Eleizegi fue una mujer muy viajera aunque con la llegada la guerra civil se trasladó en 1936 a la ciudad del Ega sin que se sepan los motivos. Y es que buena parte de su biografía está por conocer: “desconocemos más cosas de las que conocemos: de Katalina tenemos ahora más preguntas que respuestas”, aseguró ayer la periodista estellesa, Kristina Berasain, una de las impulsoras junto con los grupos feministas, de esta iniciativa, quien descubrió a esta escritora tras traducir un juego sobre mujeres destacadas de Estella-Lizarra, impulsado por el librero estellés Ino Illanes: “estoy orgulloso de poder haber contribuido a recuperar un poco de ella”. Una recopilación que se encontró gracias al trabajo de recopilación del periodista estellés José Torrecilla. “Yo no la conocí pero cuando investigué sobre ella, llegué a la conclusión de que la gente se quedó con un gran recuerdo por ser buena gente”.

Pese a estudiar magisterio, una carrera que mayoritariamente la ejercían los hombres en esa época, apenas ejerció esa actividad. Lo cierto es que Katalina prefirió las escritura y encontró en el teatro su gran vocación, de hecho destacó por su labor como pionera en la importancia del papel de la mujer en sus obras, aunque a día de hoy, “permanezca como una desconocida”. Solo ha sido a través de trabajos de investigación s como el desarrollado por Amaia Álvarez, que ha investigado, analizado y estudiado su obra, en la que se ha podido conocer la importancia que en ella ejercen las mujeres que son “personas enteras, libres, con capacidad de decidir por sí mismas, sin el consentimiento y el consejo del hombre. Se imponen comportamientos acordes con el modelo clerical y nacionalista de la época; pero, por otro lado, se muestra una especie de disidencia para mostrar el papel y lugar de la mujer en la tradición”.

Poco se sabe del periplo de Katalina en Estella aunque sí que su familia pagaba su estancia en la Vieja Lizarra en la que ella se había quedado a vivir y escribir. Fruto de aquella determinación son tres obras “manuscrita en cuadernos de tapas azules”, que todavía hoy permanecen sin publicar. En este sentido, una de las iniciativas que se está trabajando es la de “empezar con los tramites en distintas entidades para intentar que se publique un libro monográfico que reúna toda su obra”, aseguró ayer Berasain. Una obra escrita originariamente en euskera y que, además de sus manuscritos inéditos escritos en Estella, cuenta con piezas teatrales como Garbiñe (1916), Loretti (1917) o Gine y Yatsu (1934). También el de proponer al Ayuntamiento de Estella que dedique una calle a Katalina Elizegi, junto con Emilia Arraiza: la única mujer que fue fusilada en Estella tras el golpe militar franquista.

También se hizo un llamamiento a la ciudadanía para recuperar la memoria de Katalina Eleizegi “habrá todavía gente viva que la recuerde” que recuerden la representación de su obra en 1964 en el Servicio Doméstico “o gente que pueda tener algún tipo de documentación que nos ayude a conocer algo más de su biografía”, aseguró Kristina Berasain.