Una representación de la Asociación Rey de la Faba se ha reunido con el presidente del Parlamento Foral, a quien han explicado que quieren llevar la fiesta conocida como 'Rey/Reina de la Faba' a pueblos pequeños que por limitaciones económicas no pueden optar a organizarla por lo que necesitan que las instituciones les apoyen económicamente.

El presidente, Unai Hualde, ha recibido en la sede de la Cámara a Fran Sagastibeltza, Fernando Hualde y Patxi Pérez, representantes de la Asociación Rey de la Faba, entidad vinculada a la Sociedad Muthiko Alaiak.

El objetivo de la reunión ha sido dar a conocer la labor que realiza la asociación desde el año 2008 en la organización de todos los actos relacionados con esta singular fiesta, que cuenta con la colaboración de Muthiko Alaiak y de sus diferentes grupos (dantzas, fanfarre, coro), organizadores de la Fiesta desde 1932.

En ese sentido, tras recordar el carácter itinerante de la celebración, la asociación busca colaboración institucional para poder llevar esta "singular" fiesta a las localidades de la "Navarra vaciada".

"Queremos llegar a los pueblos pequeños que por sus limitaciones económicas no pueden optar a organizar la fiesta, y para ello necesitamos que las instituciones nos apoyen económicamente", han expuesto.

Unai Hualde, por su parte, se ha comprometido a trasladar la información facilitada por la Asociación a los representantes parlamentarios en la Comisión de Cultura donde podría celebrarse una sesión de trabajo para detallar más directamente la evolución de la fiesta, su situación actual y perspectivas de futuro.

'El Rey/Reina de la Faba' es una fiesta de origen medieval que se recupera en 1920, cuando el salón del Círculo Carlista de la plaza del Castillo, convertido en salón del trono, fue testigo de la coronación del hijo de un socio necesitado, favorecido por la suerte entre el grupo de niños aspirantes.

Hasta 1963 la fiesta se celebró en diferentes lugares de Pamplona, pero ese año se optó por sacar la fiesta a la calle, de forma itinerante, iniciando su andadura en Olite. Desde entonces cada año, en una localidad distinta, se recrea fielmente ese ritual propio de lo que un día fue el Reino de Navarra.