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Las tres vidas de San Nicolás en Tudela

El arqueólgo tudelano Juan Bienes ha puesto fin a 9 años de excavaciones en el antiguo templo ya desacralizado hace años. Sus descubrimientos retratan la evolución de la propia Tudela.

Las tres vidas de San Nicolás en TudelaFermín Pérez-Nievas

La finalización de los trabajos de arqueología en el antiguo templo de San Nicolás ha permitido al tudelano Juanjo Bienes realizar un recorrido por la historia de la ciudad, descubrir que en ese emplazamiento ha habido hasta tres templos distintos y tratar de adivinar algunos detalles de la sociedad y de la evolución de Tudela a través de los 9 siglos que separan su construcción de la actualidad.

Pese a la negativa del Ayuntamiento de Tudela a que se realizaran estos trabajos, el anuncio de que el antiguo templo se iba a convertir en Tudela Green Temple obligó a UPN a retractarse y seguir los mandatos de Príncipe de Viana que instó a terminar las excavaciones antes de iniciar obras.

Nueve años separan el inicio de los trabajos arqueológicos de su final y el balance es de 297 enterramientos a lo largo de 13 talleres desde 2014 y algunos de sus descubrimientos arquitectónicos quedarán a la vista gracias a dos “pequeñas aberturas acristaladas en su pavimento” de lo que fueron aquellos trabajos.

Los hallazgos

No son grandes hallazgos pero lo último que se encontró en febrero de este año, un muro de sillares, se convirtió en la mejor pista para saber la ubicación de la primera iglesia románica del siglo XII y que se encontraba a un lado del río Mediavilla. Ese muro sirvió de aterrazamiento del río para fortalecer el terreno sobre el que se encontraba el templo. “Atravesaba de lado a lado la iglesia y formaba parte de la orilla del barranco de Mediavilla por lo que podía ser un elemento de encauzamiento. Una vez que se excavó todo el muro, se vio que era potente, con una anchura de más de 1,40 metros”. Junto a él aparecía una moneda en la que se veían unas marcas que evidenciaban que era del siglo XIV, “estaba pegada a la pared, tuvo que ser una moneda perdida en el momento de la construcción” y sirve para dar cronología al muro. “No era original de la iglesia románica pero reforzaba el terraplén contiguo a la iglesia haciendo un escalón hacia el Mediavilla”, por eso lo emplaza como único elemento relacionado con la iglesia románica.

Así pues los 15 enterramientos encontrados a los pies de la iglesia y que proceden de la Edad Media estaban en realidad fuera del antiguo templo.

En 1119 tras la llegada de Alfonso El Batallador y la conquista de Tudela, se da un año a los musulmanes para dejar sus viviendas y fundar un nuevo barrio. Del nuevo afán cristianizante de las poblaciones musulmanes nacen nueve parroquias nuevas en Tudela en ese siglo XII (incluida la futura catedral) entre las que están San Julián, San Jaime, La colegiata, San Jorge , La Magdalena, San Pedro, San Miguel, San Nicolás, San Salvador y la Santísima Trinidad, muchas desaparecieron con el tiempo dando nombre a plazas donde se ubicaban, “si se hubiesen conservado Tudela tendría un patrimonio románico similar al de Estella”, explicó Bienes.

La de San Nicolás fue de las primeras en erigirse, ya que nació en 1131, pero con la advocación de Santa Cecilia.

Uno de los mayores descubrimientos es que la actual es la tercera iglesia de San Nicolás que existe en este lugar, cuando siempre se pensó que hubo una en el siglo XII y otra que se erigió sobre ella en el XVIII. Sin embargo, la aparición de un muro que coincidía con la capilla de San Marcos del dibujo de Juan Antonio Fernández en la que hablaba de la primitiva iglesia de San Nicolás, hizo darse cuenta de que ese dibujo pertenecía a un templo intermedio ya que estaba orientado hacia el Sur, cuando las románicas lo hacían hacia el Este, hacia Tierra Santa (cambió en el Renacimiento). “Ése es uno de los mayores descubrimientos, no teníamos ni idea de que hubiera habido tres iglesias”.

Hubo una que se construyó hacia 1131 y que duró hasta el siglo XV. En el siglo XVI se levanta otra que permanecería hasta 1729 que tenía un tejado a dos aguas y no abovedado (como demuestra la aparición de las bases de varios arcos diafragma). Ésa se demolió después de que sufriera dos grandes riadas del río Mediavilla, que pasa por debajo y que arruinó el templo, y finalmente la última que se construyó en 1733, donde el suelo se levantó un metro respecto a la anterior para evitar futuras inundaciones.

Una voluntaria, rodeada de enterramientos.

Uno de los elementos para determinar también esta sucesión de iglesias fue la aparición de una lápida intacta de 2 toneladas de peso del comerciante Antonio Ballejo que falleció en 1641, “está en un estado de conservación increíble, por lo que indica que, teniendo en cuenta que la siguiente iglesia se construyó en 1733 y levantaron un metro el suelo, significa que apenas estuvieron pasando los feligreses sobre la lápida unos 90 años, por lo que hay poco desgaste”, indicó Bienes.

El arqueólogo señaló que del siglo XII “existen pocos restos fiables”, han aparecido algunos pocos sillares, todos firmados por el cantero con su marca que era una esvástica, una firma que también aparece en algunos sillares de la catedral y que debía ser habitual ya que también existen en iglesias de Cáceres. De esos restos existe un capitel románico entero que se integró en la última de las iglesias de San Nicolás, la del siglo XVIII.

En lo que respecta a la portada Bienes defendió que se trasladó pieza a pieza completa a la iglesia del siglo XVI, pero que para la última, la actual, “solo se recupera lo poco que tenemos ahora ya que el escudo es barroco” y solo queda la mandorla y los leones.

Los enterramientos

Los enterramientos pasaron a ser generalizados dentro de los templos a partir de principios del siglo XVI y dejó de hacerse en Tudela en 1834. Las otras religiones que hubo en Tudela, musulmanes y judíos, no enterraban en los templos sino en las afueras. Lo normal es que los cristianos enterrados miraran a los pies del templo y que la cabeza estuviera más cerca del altar, si bien de entre los casi 300 sepultados hay algunos casos curiosos. Por ejemplo hay unos 15 que datan de la iglesia románica y que, por lo tanto, estaban enterrados fuera del antiguo templo y que miraban al Este. En primera línea se encontraban los sacerdotes y algunos de los que más llamaron la atención fueron los esqueletos de una decena de personas que estaban enterrados boca abajo. Lo que en un principio supuso todo un misterio, y hasta se hicieron investigaciones e hipótesis sobre ello por si fueran enfermos o repudiados, acabó siendo probablemente consecuencia de “movimientos de cuerpos para pasarlos de unas sepulturas a otras”.

En cuanto a objetos no son demasiados los encontrados pero destacan dos cruces de caravaca, un escapulario de seda, botas de niños, varios ramos de flores, un collar y un anillo de azabache (este último con un corazón atravesado por una flecha), botones militares, un anillo de plata con una perla y muchas monedas. En este último aspecto había 108 elementos sin valor encontrados juntos entre los que había chapas, botones… “creemos que eran cosas que aparecían en la caja de donativos como engaño y se acumulaban y que los sacerdotes los acaban tirando”. Los restos evidencia también que eran personas ancianas, ya que muchos cráneos aparecen sin dientes o con huesos dañados por artrosis, infecciones, tuberculosis e incluso sífilis.

“Todo lo que hemos encontrado merecería una publicación detallada o varias porque desvelaría también la forma de vida y las enfermedades de un barrio muy concreto de Tudela. Hay mucha información aún por conocer, hay hombres, mujeres, niños e incluso abortos que se enterraban al lado de cuerpos. Aunque se ha excavado su interior, San Nicolás todavía tiene vida fuera, quizás podamos excavar en la plaza”.