“Sostener económicamente un Ayuntamiento que te represente y te defienda es una opción de trabajo y de gestión del territorio”
El Ayuntamiento de Urroz-Villa dimitió en bloque el pasado día 11 tras denunciar una campaña de “hostigamiento vecinal”
El sueldo del alcalde urroztarra, ahora en funciones, Mikel Iribarren, aprobado en pleno, ha sido para él el pretexto del boicot al que ha sido sometido Iturzarrea, grupo municipal independiente de izquierdas que encabezaba, desbancado por una gestora de7 personas.
¿Qué le llevó al ayuntamiento en 2019?
–Dos personas excepcionales me vinieron a buscar para liderar un proyecto para la nueva legislatura. Lo pensé y acepté porque creí que a través del Ayuntamiento, se pueden hacer realidad cuestiones a nivel social que, de otro modo, es difícil de conseguir.
¿Qué encontró?
–Encontré esas posibilidades y un modelo de ayuntamiento que no creo que es el que más le conviene al mundo rural. Este es el de la militancia, de hacer las cosas desde la buena voluntad con los cuatro ratitos que le sobran a uno en la vida. Pero esto es lo que hace que sigamos en la cuesta abajo. Un modelo que no cubre, por falta de tiempo, las necesidades que precisa el territorio.
¿Qué le animó a volver en 2023?
–Intentamos sacar nueva lista. Queríamos continuidad para evitar el desajuste que hay entre proyectos y legislaturas que hace que estas acaben y muchos proyectos sigan ahí madurando. Lo intentamos dos miembros de Iturzarrea y lo completamos como buenamente pudimos.
¿Qué ha pasado para que se vaya?
–Un movimiento en contra de la nómina de la alcaldía que ha provocado situaciones de hostigamiento, boicot a nuestro quehacer, atasco de nuestras acciones y de nuestro grupo y una pérdida de ilusión en el camino que, tras la dimisión de varios concejales, nos lleva al precipicio y a una situación personal y familiar insostenible. La situación nos obliga a dejar paso a otras personas.
¿Podría decirse que la causa ha sido un salario de 1.390 euros?
–Cada uno tiene que ser honesto y contestar desde esa honestidad. Sinceramente, a mí no me lo parece. Yo no creo que ese número haya podido causar este daño a nivel municipal. También pienso que ha habido un trabajo paralelo a ese salario e incluso, que ha estado por debajo de la labor que se ha hecho. Creo que hay otras muchas cosas detrás de esto . Un ayuntamiento que va como un tiro no se puede destruir con la excusa de unos pocos miles de euros.
¿Les dieron alguna opción?
–Nadie vino a hablar con el grupo municipal. Todo comenzó en el bar y del bar, pasó al asalto. Anónimos, presión, insultos y falacias, sin reparar en el daño a la convivencia de Urroz. Siguió con una recogida de 160 firmas en contra casa por casa, de forma deleznable y muy poco democrática y un boicot a un proceso participativo.
¿Se ha puesto el foco en el dinero y no en la gestión?
–A mi modo de ver, más que el foco, la excusa. Es mucho más holístico todo esto. Aquí hay un trabajo, una dedicación, un cariño y como consecuencia, un salario. Es algo natural, Creo que hay una excusa que es el dinero y que se trata de desvirtuar el fondo de la cuestión. Cada uno sabrá cuál es el suyo y su argumento.
¿Pensó en algún momento que se podría reconducir la situación?
–Sí, ¿ por qué no? Siempre hay un margen para el acuerdo y el entendimiento. Le metimos muchísimas horas a la reflexión, a sacar adelante un proceso participativo para el pueblo que ojalá se habría hecho antes. Creo que esto es lo único que se nos puede echar en cara. En todo caso, ese proceso no triunfó porque quizás el fondo no era el sueldo.
¿Cómo se ha sentido? ¿Está enfadado con su pueblo?
–He tenido mucho apoyo, también me he sentido incomprendido, enjuiciado y sentenciado sin que me dejaran opinar. En la comarca , totalmente apoyado y por personas con mucho criterio. No estoy enfadado con mi pueblo, pero sí defraudado. Siento que la cerrazón ha evitado que Urroz siguiera brillando por dentro y como municipio tractor. Hemos sido pioneros y referentes y es una pena que esto no lo haya cogido el pueblo como una máxima.
¿Sigue pensando que merece la pena sostener a una persona económicamente al frente del ayuntamiento?
–Nuestro modelo ha sido ese: sostener a una persona que, en mi caso, demostró ser sostenido en los tres años previos que trabajó las mismas horas a cambio de nada. Ese sustento económico ha permitido continuar con los proyectos, seguir adelante con cierta calidad de vida. Ha merecido la pena.
¿Cómo deja Iturzarrea la villa?
–En un momento social delicado por la confrontación. Pero a la vez, desde el trabajo, lo deja en un lugar muy digno: referente en la comarca, como adalid del mundo de la energía y de la sostenibilidad, saneado económicamente, con muchos trabajos resueltos y otros en proceso.
¿De qué se siente más orgulloso?
–Destacaría qué se ha logrado en algunas cuestiones, por ejemplo: poner sobre la mesa una estrategia y visibilizar cuáles son las necesidades del mundo rural. Hemos trabajado el proyecto Tejiendo la Despensa, en el campo de la energía y la cuestión de los residuos con las mancomunidades. Somos la primera o de las primeras comunidades energéticas de Navarra y lograr Izaganet internet, operador público de telecomunicaciones de la Mancomunidad de Servicios de Izaga). Hemos recuperado el frontón, caminos rurales, y hemos tratado de hacer una estrategia desde los ámbitos diversos y las necesidades similares de los pueblos. Hacer ver que tenemos un reto común.
¿Es sostenible a su juicio el actual modelo de ayuntamientos?
–La alternativa al modelo que hemos puesto nosotros en marcha es la organización tras el empoderamiento de las personas. Que la gente tome parte en las decisiones que le atañen y forman parte de su vida. Pero es complicado porque en el actual sistema estamos muy embebidos. Disponemos de muy poco tiempo y quizás sea más fácil encontrar a personas que les representen y sean consultadas a través del gobierno abierto y de los procesos participativos. Si hay pueblos que consiguen sacar todo adelante a través del proceso popular, es magnífico. Si no, es mejor sostener económicamente un Ayuntamiento que te represente y te defienda, con el que poder trabajar aunando esfuerzos, que seguir con ese modelo anterior en el que se disponía de muy poco tiempo para dar cara a las cosas.
¿El futuro del mundo rural está en un cambio en la manera de gestionar el territorio?
–Creo que tiene varios caminos para recorrer en paralelo. Uno quizás sea el de la Administración. Qué futuro quiere para su entorno rural, para esos lugares que alimentan de alguna manera a las ciudades y a los que hay que dotar de servicios. Otro camino es el de la propia población rural, su actitud para preservar su modo de vida y el contacto con la tierra. Finalmente, está el camino de la gestión. Ahora el dinero se reparte en convocatorias competitivas para hacerse un hueco entre los afortunados. La diseminación complica el asunto. Habría que tejer una red, que es lo que hemos pretendido y una estrategia común porque las necesidades son muy similares. No tiene mucho sentido que el localismo se apodere de los municipios y que miremos solo al ombligo de cada uno. El objetivo tiene que ser el mismo: preservar nuestro territorio y eso no puede ser desde políticas diferentes ni localistas.
¿Cómo está su conciencia?
Nos vamos con la conciencia muy tranquila. Tengo una gran conciencia y solo puedo vivir tranquilo si la tengo bien alimentada . Creo que mis compañeros y quienes han trabajado por Urroz pensamos que se ha dado mucho más de lo que nos hemos llevado en contraprestación económica. Sin ocultar nada, ni pasar por encima de las personas.
Como urroztarra, ¿qué espera de la gestora?
Creo que tienen una gran obligación y es hacerlo lo mejor posible. Espero que cumplan con esa responsabilidad y aspiro a que con el tiempo, cuando vean cuál es el aquí y ahora de un ayuntamiento, se den cuenta de que no es fácil gestionarlo, así como administrar un territorio del que formas parte y no se puede obviar.
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