El salmón ya puede navegar por toda la regata de Artesiaga, en la cuenca de Baztan-Bidasoa, tras la eliminación del azud del Molino de Arraioz, infraestructura que llevaba años en desuso y que, hasta ahora, suponía el límite de distribución de la especie en esta zona.
Gracias al derribo de esta barrera fluvial artificial, los salmones y otros peces podrán acceder a la parte alta de la regata, con aguas más frescas y oxigenadas, algo vital para su supervivencia ante el cambio climático.
Alimentó un molino y una minicentral
En su día, el azud de Arraioz se usó para derivar el agua hacia un molino harinero que posteriormente se transformó en minicentral hidroeléctrica.
Este tipo de infraestructuras no retienen agua y para lo único que sirven era para subir el nivel del agua, en este caso para que tenga más fuerza para accionar el molino/central.
Mantenerla suponía una barrera para especies migradoras como salmón, trucha, anguila o burtaina, que eran incapaces de superarla dada su altura (hasta 2,8 metros) y a que la escala construida para facilitar su paso dejó de ser funcional debido a que la gran cantidad de sedimentos y cantos rodados que arrastra el río la obstruían constantemente.
También se ha actuado en la presa de la Serrería de Irurita, situada a escasos metros aguas arriba de la del Molino de Arraioz y que se encontraba ya parcialmente derruida. Las tareas se han centrado aquí en garantizar que es permeable para los peces migradores todo el año.
Recuperar el estado natural de los ríos
Ambas actuaciones se enmarcan en el proyecto de recuperación fluvial Life Kantauribai, cofinanciado con fondos europeos y que prevé el derribo de 25 barreras en desuso, así como la construcción de pasos para peces en otras 7 para mejorar el estado de ríos compartidos entre Francia y España.
Quitar estos obstáculos permite a los peces moverse libremente por los ríos para desarrollar su ciclo vital, así como recuperar la morfología original de los cursos fluviales, algo esencial para evitar las grandes avenidas de agua en caso de lluvias torrenciales.
Tras estos trabajos, los salomes y otros peces podrán "navegar" por toda la regata de Artesiaga, que a unos 3 kilómetros aguas arriba del Molino de Arraioz, se bifurca en dos ramales, en uno de los cuales, el de la izquierda, se une con la regata de Arbuz.
Si optan por ese ramal, podrán nadar con libertad otros 1,5 kilómetros, hasta llegar a la cascada de Arbuz, que no podrán sortear dada su altura (unos 11 metros), ha explicado el responsable de la Sección de Medio Fluvial del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Navarra, José Ardaiz, colaborador en Kantauribai.
Sin embargo, si optan por el de la derecha, pasados 2 kilómetros se toparán con la presa que alimenta la central hidroeléctrica de Artesiaga, que podrán superar porque cuenta con una escala de artesas (paso) que funciona correctamente.
Especies en declive
Lo que se pretende con este tipo de acciones, es que el salmón y otras especies puedan llegar a mejores sitios de desove, con aguas más frescas en las que poder escapar del aumento de temperaturas y los bajos caudales relacionados con la crisis climática.
En los últimos años, la población del salmón ha caído de forma importante, lo que ha obligado a vedar su pesca en Navarra en 2023 y 2024, ha recordado Ardaiz, que confía en que en breve llegarán los salomes a la parte alta de la regata, donde tendrán más opciones para sobrevivir.