A unas horas de entrar en la Cuaresma, al igual que en otras muchas localidades, en Altsasu celebran el martes su carnaval rural, una fiesta recuperada en 1982 que los y las altsasuarras sienten muy suya. “Forma parte de su ADN”, apuntaron, Jon Eguskiza y Kepa Otaegi, directores del documental Momotxorroak. Kaos baten istorioa que se presentó este pasado viernes en Altsasu. Producido por Andra Mari Dantza Taldea de Galdako en el marco de su 70 aniversario, se centra en la historia de la recuperación de este carnaval y busca responder a dos cuestiones: para qué y cómo. Y es que este grupo de euskal dantzak fue clave en su vuelta, al igual que los altsasuarras Patxi Goikoetxea, Amaia Ohiarbide, Enrike Zelaia y Satur Leoz, con cuyos testimonios se desgrana esta historia.
En respuesta a la primera cuestión, señalaron que se trata sobre todo de un trabajo de transmisión a las nuevas generaciones. “Vimos que había un agujero que había que llenar”. En relación al cómo, decidieron que fuera a través de sus protagonistas. “Lo hemos hecho con todo el cariño y respeto”, destacaron.
En una labor etnográfica emprendida en los años 70, Patxi Goikoetxea y Amaia Ohiarbide recogieron el testimonio de Ricardo Aldasoro, nacido en 1890, que hablaba del carnaval de Altsasu y que José Mari Satrustegi trasladó a su libro Solsticio de invierno, publicado en 1974. El antropólogo y folclorista Juan Antonio Urbeltz, otra persona clave en esta historia, vio que allí había un tesoro y propuso al grupo Andra Mari que trabajase el tema. También les puso en con tacto con esta pareja y Enrike Zelaia, que en unan investigación relacionada con la música populartambién supo de esta fiesta. Fue el inicio de una intensa relación.
Poco a poco el carnaval fue cogiendo forma. Se estrenó en 1977 en Sestao y al año siguiente llegó a Altsasu. “Movió conciencias. Andra Mari nos mostró una joya que había que recuperar. Las personas mayores se echaban las manos a la cabeza, cagadas de miedo”, recordó Zelaia. “Se contaba que el carnaval se dejó de celebrar hacia 1916, después de que una mujer muriera del susto cuando tres momotxorros entraron a su casa”, apuntó Goikoetxea. Estos altsasuarras destacaban la agresividad de estos personajes y que entraban en las casas, al igual que en Unanu y Urdain. “Era un juego admitido, quien no quería cerraba las puertas. Eran terribles”.
“El mérito es del pueblo que ha hecho posible que esta fiesta sea un referente”, incidieron Eguskiza y Otaegi. De hecho, fue declarada en 2012 por el Gobierno de Navarra de interés turístico. “Fue para lo bueno y para lo malo. Se ha masificado y tenemos la impresión de que se ha dejado de disfrutar y se ha convertido en un espectáculo. Es responsabilidad de la comisión y a nivel de pueblo controlar la mafificación y mantener la esencia del carnaval,”, señalaron Asier Jorge Aristorena y Naiara Urkijo Zarranz, de la Comisión Pro Carnaval.
Por ello, este año habrá cambios. Por un lado, las personas que no vayan disfrazadas no podrán entrar en Zelandi, y por otro, habrá dos salidas. La primera será a las 19.15 horas y la segunda, la de los momotxorros, a las 19.30 horas.