Compartir conocimientos, experiencias y aprender de todo ello, al mismo tiempo que se cuida, adecenta y pone en valor el entorno son algunos de los objetivos del proyecto Custodia del Territorio que está llevando a cabo la Fundación El Castillo, en colaboración con el programa Reforzando Vínculos de la Cruz Roja con el cerro de Santa Bárbara de Tudela. La idea se denomina Memoria del Castillo y con él, alumnos y personas mayores de la capital de la ribera invitan a todo el que se acerca hasta este cerro, origen de la civilización en Tudela, a descubrir “cómo era la vida en la ciudad, su sanidad, la agricultura, la alimentación, en definitiva, cómo se vivía en Tudela y en este barrio, en el casco Antiguo. Un paseo en el que se quiere conocer cómo era la vida de estas personas cuando eran jóvenes”.
Así, bajo el lema “Un paseo bonito contado por personas bonitas” el proyecto se adentra, mediante entrevistas, en la vida de una treintena de tudelanos y tudelanas que narran a los jóvenes que aprenden en la Fundación El Castillo cómo era entonces la sociedad y la ciudad, hace más de 60 años.
Imagen del proyecto
Como emblema e “imagen de marca” han construido una figura en madera de una de las mujeres que les han ayudado y acompañado en este viaje por la historia, Esther Baletti, de 83 años de edad, “ha sido una gran sorpresa verme ahí, en madera. No me lo esperaba, la verdad. No sé por qué me han cogido a mi como imagen para representar estos paseos”.
Esther llegó a Tudela en el año 1943 procedente de Barcelona. Solo un año antes se había terminado de colocar la imagen del Corazón de Jesús en la cima del cerro de Santa Bárbara, donde se asentó el castillo de la ciudad y donde las primeras culturas se asentaron. “Estaba casi recién inaugurada la imagen del Corazón de Jesús. Subíamos casi constantemente a jugar al escondite o a merendar, porque era casi lo único que había donde ir a pasea en Tudela, junto a Santa Quiteria o El Cristo”, recuerda. “Pero luego todo cambió y en los 80 y 90 se abandonó, entró el vandalismo y se destrozó todo, también una fuente que pusieron. Años más tarde empezaron las excavaciones con Juanjo Bienes y se empezó a retomar su cuidado. Me alegro que se haga ahora esta iniciativa. Hay muchos sitios en Tudela que habría que cuidar y ensalzar mucho más. Aquí habría que tener un tren de esos turísticos para que, a los que ya no podemos, nos subiera hasta arriba”, dice entre carcajadas.
Cómo funciona
El recién estrenado paseo se compone de seis vídeos de entre 3 y 5 minutos de duración que, tras entrar en una aplicación, saltan al pasar con el móvil por algunos de los puntos a lo largo del cerro. Para ello, los alumnos de segundo de carpintería realizaron una treintena de entrevistas a vecinos y vecinas del Casco Antiguo en 2024. “Es un homenaje a todos los que se han encargado de cuidar Tudela durante tantos años. Queremos que lo que hacemos sirva para que se pueda disfrutar este entorno y sirva para mejorar la comunidad”, explica uno de los responsables de la Fundación, Abel del Rey.
En los vídeos se narra cómo era aquella Tudela en la que los coches no pasaban por las calles del Casco Antiguo, donde los vecinos y vecinas se apoyaban, todos se conocían y se salía a tomar la fresca, las puertas se dejaban abiertas y los niños y niñas desaparecían de las casas al volver del colegio para jugar. “Ha cambiado mucho, antes había menos gente y era más entrañable. Aquella era una vida y ahora tenemos otra diferente”, dicen dos de los entrevistados.
“Es un homenaje a todos los que se han encargado de cuidar Tudela durante tantos años. Queremos que lo que hacemos sirva para que se pueda disfrutar este entorno y sirva para mejorar la comunidad”
“Eran viviendas de dos o tres plantas en las que no se conocían los ascensores, eran pisos oscuros y en las plantas bajas estaban las caballerías, necesarias para poder llevar a cabo las labores de campo. Abajo del todo estaba la bodega”, se escucha en otro de los cortes mientras, sentado en un vano se puede observar desde las alturas todo Tudela.
Junto a estos detalles se habla de la sanidad, la agricultura, la alimentación, las tradiciones y cómo era el día a día. En aquella ciudad de los años 50 y 60 apenas se producía basura y sólo de vez en cuando pasaba un carro para recoger la ceniza que se generaba en las viviendas. “Había una caballería con un carro y con una bocina para avisar y pasaban por las calle. Las vecinas salían con la ceniza para tirar. No había otra basura que la ceniza, porque todo lo que sobraba era para los animales del corral y lo que no, se tiraba iba al fuego porque daba calor. Solo sacábamos para tirar la ceniza. Ahora todo es plástico”, describe otro de los tudelanos en uno de los vídeos. Quien se acerque hasta el paseo y lo realice aprenderá de su presente y de su pasado para tratar de dibujar su futuro