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Batzen, patrimonio local de Sangüesa

Rocamador Dantza Taldea y Tiriki Trauki Fanfarre reeditan la actuación folklórica de hace 21 años

Batzen, patrimonio local de SangüesaCedida

Veintiún años después de aquel 20 de marzo de 2004, Rocamador Dantza Taldea, el grupo de danzas de Sangüesa, ha vuelto a subir al escenario para poner en escena Batzen, un festival que refleja el trabajo de su trayectoria y el papel del grupo como referente del folklore sangüesino.

Dentro del ciclo Cultur Izan 2025, Programa de expresiones artísticas tradicionales del Gobierno de Navarra, y a través de una propuesta de la Federación de Danzas de Navarra, se ha materializado una actuación con Rocamador Dantza Taldea y la Tiriki Trauki Fanfarre de Iruña. Esta ha permitido rescatar el festival de 2004 promovido entonces por el grupo de danzas con la colaboración del Ayuntamiento de Sangüesa. El domingo el Auditorio Del Carmen registró el lleno de sus 232 plazas, con entrada libre y presencia del servicio del Gobierno. Una velada disfrutada por amantes de las danzas, de Sangüesa, de la comarca y de otros puntos de Navarra, atraídos por la oferta cultural repetida después de dos décadas.

“Entre músicos y dantzaris, 45 personas hemos participado en una actuación intergeneracional, desde los 5 años hasta los 85 que cuenta el txistulari local Luis Mari, quien también se animó a acompañar a la fanfarre con la flauta travesera”, cuenta el danzari Iker Aramendia.

Vital y Aitor Huarte, txistularis de Rocamador, sumaron los sonidos de sus txistus a metales, violines, gaitas... e hicieron vibrar al aforo en un festival vistoso fruto de la rica indumentaria del grupo (un traje para cada danza). El espectáculo se completó con una proyección de diapositivas del archivo de ambas formaciones, muestra del folklore identitario, indumentaria, instrumentos y actuaciones de calle, con imágenes de Sangüesa.

“La actuación ha dejado el mismo buen sabor de boca y el buen eco que dejó hace 21 años. Para el grupo ha supuesto bastante trabajo en lo que se refiere a ensayos, organización de trajes y de escena. También muchos nervios”, reconoce el danzari.

Elenco al completo tras la actuación que contó con la colaboración del Ayuntamiento.

Repertorio

50 minutos dura Batzen (Sumando). Danza a danza se agregan dantzaris uno a uno. El escenario se va llenando de miembros hasta sumar 16 que bailan la Jota Vieja de Sangüesa. “La Jota Vieja se baila de calle, no requiere de traje porque todo el mundo la sabe bailar. Es de lo que más nos enorgullecemos como grupo de danzas local”, afirma Aramendia.

Lo que caracteriza al festival, añade, es que todas las danzas son locales. Algunas existían como la Jota Vieja, otras se han hecho a lo largo de la historia del grupo. Tanto la coreografía como la música son de Sangüesa o se han creado para la ciudad, y principalmente por músicos sangüesinos o estrechamente vinculados a la localidad. Batzen, primero uno, o una danzari; luego dos, tres después. Una estructura que hace más atractivo el escenario y despierta la curiosidad. A esto se suma la proyección de la trayectoria del grupo y del patrimonio local.

Casi una hora de danzas que comenzó con Kontrapasa, y un solo danzari en el escenario, a modo de saludo formal. Le siguieron Arin-Arin, Zortzik, Fandango, Zapi Baltsa (Vals del Pañuelo), Mandarra-Jokua, Kantua (Arri-arri mandoko), Kantariko, Txirikorda, Zinta-Dantza a ritmo de polka, Polka Rocamador, Yunque, Zorrongo (fandango coreografiado), Keinu-Dantza, Gurutzatzen (Porrusalda coreografiada), Arra-Dantza, Jota Vieja y Bajadica del Prau.

“El resultado nos ha dado mucha satisfacción. Ha salido bien y el público ha quedado muy contento y motivado, con muy buenas sensaciones. Nos quedan ganas de repetir. Ya se verá”, concluye el danzari y deja la puerta abierta.