Santiago Díaz del Río Zudaire, director de Autoescuela Express, lleva toda una vida dedicada a la enseñanza vial. Este verano ha cumplido 30 años como profesor de autoescuela, además de haber impartido durante dieciséis años cursos de recuperación de puntos y catorce años cursos CAP para camioneros. Con esta amplia trayectoria, habla con pasión de un proyecto que nació con la idea de cambiar la forma de aprender a conducir y que hoy sigue apostando por la innovación, la calidad y la cercanía con el alumno.
¿Qué crees que distingue hoy en día a Autoescuela Express frente a otras autoescuelas de Pamplona?
Posiblemente lo que más nos distingue es el esfuerzo y la implicación con los que trabajamos cada día para ofrecer siempre la máxima calidad. Nuestro objetivo es que todo el proceso resulte lo más sencillo posible para nuestros clientes.
Por ejemplo, recientemente hemos incorporado una app de la autoescuela que permite realizar la matrícula, gestionar pagos y facturas, enviarnos el reconocimiento médico y llevar a cabo todas las gestiones necesarias directamente desde el teléfono. De esta forma, se evitan desplazamientos y todo resulta mucho más cómodo. Además, la aplicación no solo facilita la parte administrativa y de gestión, sino que también permite al alumno consultar las clases que ha ido realizando.
El simulador de conducción es un recurso único en Navarra. ¿Cómo está transformando la experiencia de aprendizaje de los alumnos y qué valor aporta en su preparación?
El simulador de conducción es una herramienta cada vez más utilizada en numerosos sectores: desde la aviación y el ámbito militar, hasta la construcción, la fabricación y, por supuesto, la formación de conductores.
En algunas comunidades autónomas su implantación en autoescuelas es muy amplia, llegando incluso a plantear que el 50% del aprendizaje se realice en el simulador y el otro 50% en circulación real.
En nuestro caso, estamos convencidos de su eficacia, especialmente en la fase inicial, ya que ayuda al alumno a adquirir la coordinación necesaria antes de comenzar las prácticas en carretera.
Además, el simulador nos permite recrear situaciones de conducción que en la práctica real no siempre es posible experimentar, como la lluvia, la nieve o la conducción nocturna. Apostamos por ello porque creemos que es el futuro.
Uno de los puntos fuertes que destacan los alumnos es la cercanía y la personalización. ¿Cómo logra el equipo mantener ese trato individualizado a pesar del crecimiento de la autoescuela?
En todo proceso de aprendizaje es fundamental que los alumnos se sientan cómodos y a gusto, porque así se aprende más y mejor. Por eso, tanto en la fase teórica como en la práctica, nos esforzamos en que perciban que sus objetivos son también los nuestros.
El profesor o profesora se implica de manera personal en el aprendizaje, tratando a cada alumno de forma individualizada y dando lo mejor de sí en cada clase y en cada momento. Más allá de la faceta pedagógica, muchas veces también ejercemos un papel similar al de un entrenador, e incluso un poco de psicólogos, acompañando al alumno en todo su proceso.
No olvidamos que somos profesores y entrenadores, y que nos apasiona lo que hacemos. Nos satisface enormemente ver que nuestros alumnos aprenden de la mejor manera posible y con el menor coste. Hacer bien nuestro trabajo y alcanzar los objetivos con ellos nos genera una gran satisfacción personal, algo que los alumnos perciben y valoran.
La calidad es un valor transversal en su modelo de enseñanza. ¿Qué acciones concretas están reforzando para garantizar que esa calidad se mantenga y siga mejorando?
Los detalles son la base de cualquier acción con calidad, en todas las facetas de la vida. En nuestro caso, somos conscientes de que no se trata solo de enseñar a aprobar un examen de conducir, sino de ir más allá.
Nuestro esfuerzo está orientado a que los alumnos adquieran unas técnicas sólidas de manejo de los mandos y de circulación. Queremos que tengan una base de calidad que, una vez obtenido el carnet, les permita convertirse en pocos meses en conductores seguros y con un buen nivel, siempre que practiquen con esos mismos estándares de calidad.
Al fin y al cabo, hablamos de algo tan importante —y a veces tan peligroso— como es desplazarse en la circulación real, donde está en juego la seguridad propia y la de los demás.
Además, un manejo adecuado del vehículo no solo aporta seguridad, sino que también evita en el futuro costes añadidos derivados de averías y mantenimientos causados por un uso inadecuado.
Mirando al futuro, ¿cómo imagináis la evolución de Autoescuela Express en los próximos años?
La evolución de la empresa dependerá de muchos factores. A pesar de las dificultades que atraviesa el sector, como la falta de examinadores o los cambios que traerán los nuevos vehículos, nuestra filosofía seguirá siendo la misma: adaptarnos a las circunstancias y, sobre todo, esforzarnos por ofrecer siempre el mejor servicio a nuestros clientes.
Nuestro objetivo es que los alumnos aprendan con la mayor calidad posible y que, gracias a ello, tanto ellos como nosotros podamos sentirnos plenamente satisfechos. Estamos convencidos de que esa es la clave para el futuro.