l tiempo no se ha detenido en la granja escuela Gure Sustraiak de Ollo. En tiempos de pandemia el trabajo continúa. Eso sí, más tranquilos que nunca porque, gracias a una buena gestión y una rápida intervención, han logrado mantener a raya al virus. El fin de semana antes de decretarse el estado de alarma la granja cerró todos sus servicios excepto el piso funcional de doce plazas y el centro ocupacional con 20 plazas, si bien ocho de ellas permanecen en sus casas con seguimiento telefónico. En aquel momento se prohibieron las salidas a los domicilios familiares y las visitas. "Esta decisión anticipada ha sido la clave para que, a día de hoy, el virus no haya contagiado a ninguna persona del recurso, ni residentes ni trabajadores", confirma Leire Rivas, coordinadora del área social y trabajadora social de la entidad. "Nuestra forma de intervenir en este momento es manteniendo ratios de intervención pequeños (un profesional para seis personas participantes) y con una atención muy personalizada", remarca.

Gure Sustraiak es una sociedad cooperativa de iniciativa social que trabaja con personas con discapacidad intelectual y dificultades conductuales. La granja escuela, el albergue y la posada se encuentran cerrados al público. Permanecen abiertos los recursos asistenciales pero solo se permite el acceso a personal autorizado que preste sus servicios en el programa social. "El centro ocupacional tiene un horario rotativo. El grupo de doce personas está dividido en dos grupos de seis que trabajan a turnos, uno de mañana y otro de tarde. Además de estas medidas se activaron otros protocolos de limpieza y desinfección de las instalaciones. También la comida es elaborada por personal de cocina de la entidad y guardando las distancias. A su vez la ONG SAR Navarra les ha donado material de protección. "Los chavales tienen muchas ganas de que esto acabe, de poder ver a sus familias y salir a sus domicilios, pero aquí son conscientes de que pueden disfrutar de una libertad controlada donde poder airearse". Se mantiene por otro lado una comunicación muy estrecha con las familias. Y se han intensificado las actividades deporte y ocio "con un estrecho seguimiento de la salud física y mental de todos ellos".

Cuidar a los animales de la granja y atender el huerto. No puede haber mejor confinamiento para trabajar con chavales con dificultades. "Ellos disfrutan, se sienten distraídos y se olvidan por momentos de la situación que estamos viviendo". También obtuvieron permiso para realizar pequeños paseos junto a personal educador. "Para recuperar los abrazos perdidos hemos creado un panel en el que se van registrando los abrazos que estamos dejando de dar para que cuando todo esto termine podamos volver a abrazarnos", explican. El recurso de Ollo es tan amplio que oferta actividades de educación ambiental, hostelería y restauración, turismo inclusivo, actividades terapéuticas con animales y entorno, producción agroecológica, formaciones en materias sociales, consultoría en innovación social y los programas sociales.

"Tienen ganas de volver a casa pero saben que disfrutan de una libertad controladada"