El Hotel Carioca pronto pasará a ser solo historia, una de la que Berriozar llevaba tiempo intentando desprenderse y que supondrá un hito para el municipio, tal y como reconoce el alcalde, Raúl Maiza (EH Bildu), que conseguirá por fin deshacerse de un "estigma" que ha marcado al pueblo durante décadas. Este lunes por la mañana han comenzado las obras de derribo del club de alterne, que abrió sus puertas prácticamente en mitad del pueblo allá por el año 99 (nació como Restaurante Maitena, de reconocido prestigio, en la década de los 60), y llevaba ya algo más de un año cerrado.

"Igual hace unos años se veía de otra manera, o se miraba para otro lado. Pero es un momento en el que la sociedad se rebela contra estas situaciones, defiende los derechos de las mujeres, la igualdad, y las instituciones tenemos que dar pasos en este sentido. El pueblo llevaba también mucho tiempo pidiéndolo y para mí era una prioridad cuando empecé como alcalde en 2015, mi objetivo principal era que desapareciera. Después de 7 años ya ha llegado el día en el que por fin se va a poder derribar, espero que cuando ya no sea alcalde al menos se me recuerde por esto", bromea, contento, Maiza.

No es para menos teniendo en cuenta que ha costado lo suyo, ha sido un proceso largo, "era una actividad que tenía su licencia, sus permisos, y no se podía actuar. Pero se ha conseguido por ambas partes, por parte del Ayuntamiento ha habido interés de quitar ese espacio y de buscar una dignificación de toda la zona, dignificar también a las mujeres. Y con el propietario ha habido buena sintonía, las dos partes teníamos el mismo objetivo, limpiar la imagen que ha generado el local para Berriozar. El hecho de que se vayan a construir viviendas en esa zona también ha facilitado mucho las cosas", contaba, reconociendo que se trataba de un "punto conflictivo" que había que eliminar.

Recuerda que junto al club había también una gasolinera, "Berriozar había crecido en torno a ese espacio y los vecinos y vecinas también tenían su miedo. Había ruidos, olores... Siempre es un espacio de riesgo por una posible explosión o una fuga. Nos costó 4 años cambiar de sitio la gasolinera pero conseguimos hacerlo a través de una permuta. Le dimos a Repsol un sitio en nuestro polígono industrial, con acceso a camiones y en una mejor ubicación, y nosotros ganamos un espacio público que pasará a convertirse en plaza.

56 viviendas libres, 12 para alquiler joven

Y es que tras el derribo del local comenzarán las obras una vez que obtengan la licencia -todavía se desconocen los plazos, pero será "en breves"- y empezará a tomar forma el proyecto para construir 56 viviendas libres, 12 de ellas de Nasuvinsa, que destinará al alquiler joven. Junto a ellas se construirá la plaza, que se llamará Sorgin "en honor a las mujeres y a la primera plaza con nombre femenino que tuvo Berriozar antes de que pasara a llamarse plaza Marea", en el marco de un proyecto que va mucho más allá y pasa por la amabilización de toda la avenida de Gipuzkoa, desde la rotonda de la fuga de Ezkaba hasta traperos de Emaús.

"Es una zona con construcciones de los años 60-70, queremos modernizarla ya con criterios medioambientales, como un espacio prioritario para los peatones, para la movilidad sostenible, soterrando los puntos de recogida de basuras y potenciando las zonas ajardinadas", avanza Maiza, que asume que el derribo "supone un punto de inflexión para Berriozar, tanto urbanística como moralmente. Se derriba un símbolo de opresión a la mujer, es una liberación porque supone la eliminación de espacios en los que se vulneran los derechos de las mujeres, y es en lo que estamos trabajando: en un pueblo amable, acogedor y con respeto hacia todas las personas".