estella-lizarra - Los vecinos y vecinas de Estella-Lizarra recibieron ayer a San Jorge, que está de vuelta en casa tras un año de proceso de restauración. Así, las puertas de la capilla de San Miguel permanecieron abiertas de 10.00 a 13.00 horas, para que todo el que quisiera acercarse pudiera observar la talla y escuchar las explicaciones de los responsables del proyecto. La obra del siglo XVI, realizada por el maestro Tarín, ha sido intervenida por un equipo de técnicos especializados dirigidos por Alicia Sancho, la jefa de sección del Servicio de Patrimonio Histórico. Ésta explicó que una de las partes más complicadas fue decidir el tipo de actuación. “En primer lugar, creímos que lo oportuno era mantener el repinte del siglo XVIII. Después, decidimos dejar las zonas originales que se salvaron intactas y rellenar con estuco el resto, pintando con puntos la zona no original para que se note el contraste”, señaló. El resultado, valoraron los profesionales, ha sido el de una reintegración muy adecuada.

Tanto ella como Carlos Martínez Álava, director del Servicio de Patrimonio Histórico, resaltaron el valor patrimonial y documental de la pieza, y la necesidad de emprender una labor didáctica y divulgativa que impulse las ayudas económicas y potencie la conservación de este tipo de obras. “Se trata de una pieza que es merecedora de estar en un gran museo, por su calidad, su tamaño y su valor documental, sobre todo en lo que respecta al armamento”, indicó ayer Alicia Sancho.

Aunque fue una intervención de urgencia y el disgusto inicial fue reseñable, Martínez Álava hacía una valoración positiva del resultado final y del aprendizaje del proceso. “Fue una intervención irreparable pero no irremediable. Ahora conocemos mucho mejor la pieza y esto supone darle un tratamiento más óptimo. Hemos transmitido un ejemplo de buena práctica”, apuntó.

IMPRESIONES Pero no sólo los expertos se atrevieron a valorar el resultado. La Presidenta del Centro de Estudios Tierra Estella, Merche Osés, se pasó por allí en calidad de vecina y como “gran admiradora de la obra” ya antes del desafortunado intento de restauración. Como historiadora, temió que la pieza captara una atención mediática distinta a la deseada. “Hubiese sido una pena que el lugar volviera a convertirse en un punto de peregrinación por la fallida intervención, teniendo en cuenta el valor del patrimonio que tenemos en esta ciudad. No queríamos un Ecce Hommo de Estella”. También Luis Fernández, vecino de la ciudad del Ega, conocía la pieza con anterioridad, pues la había fotografiado en varias ocasiones. Dijo haber seguido el proceso desde los incendiarios comentarios en las redes sociales cuando se conoció la noticia hasta la vuelta del San Jorge a su lugar de origen. Fernández lamentaba que desde las instituciones no se le haya dado el trato que merece. Él mismo, conoció la pieza hace años por casualidad, cuando paseaba por la zona. “La obra ha estado arrinconada, no se ha expuesto, no hemos sido capaces de calcular su valor”, dijo. “Es una pena, hace falta que haya un problema para que reaccionemos”.

Por su parte, Juan Terrados quiso hacer hincapié en que no vale con las buenas intenciones. “Lo que se hizo no fue una restauración, tenemos que aprender que el patrimonio debe estar en las mejores condiciones”, dijo. Y esto pasa por dejarlo en manos de los profesionales, pues son ellos quienes saben cómo afrontar una labor tan compleja. Pero no todo fueron aficionados a la historia y el arte, ayer también fue una oportunidad para abrir el San Jorge a personas procedentes de otros lugares del mundo. Fue el caso de Marisa Cano, australiana con orígenes madrileños que se encuentra de viaje por la zona y que encontró la pieza por casualidad. “No conocía la obra ni su historia, pero me ha parecido preciosa, muy interesante y especial. Playas para ir de vacaciones hay muchas, pero sitios con un valor como este no se encuentran tan fácilmente”, declaró.