pamplona - Uno de los ponentes de las jornadas organizadas el Consorcio Passivhaus en Baluarte, Koldo Monreal, de OnHaus, que trabaja en la distribución y venta de materiales Passivhaus y asesora en proyectos de este sector, aseguró que el 40% del negocio de su empresa es utilizando este estándar, un mercado, dijo, en plena involución y del que destaca su rigor. “Hace unos años hablar de hermeticidad era hablar de extraterrestres, nadie aseguraba nada... No hay que olvidar que el Passivhaus nace de ciencias físicas, son estándares medibles y por eso hay mediciones que lo certifican”, reiteró.

Monreal se convenció del Passivhaus mientras construía la unifamiliar en la que vive en Lekumberri. Tiró la primera planta tras conocer un verdadero ‘Passivhaus’ en Roncal y decidió empezar de cero el edificio “porque me di cuenta que estaba haciendo una casa vieja”. Hoy paga 290 euros al año en calefacción, agua caliente y aire acondicionado en una vivienda de 200 metros cuadrados. “Llevamos 25 años tarde respecto a Europa. No es un cuento chino de hippies y una moda que viene y va. Podemos copiar y hacerlo mal o hacerlo bien. Al Passivhaus se llega por la pasta, porque son viviendas que tienen mayor demanda porque es más bajo el gasto de mantenimiento, pero lo que realmente importa es el confort y la mejora de la salud que consiguen”, destacó. “Cuando uno entra en una vivienda de éstas se da cuenta de lo bien que se descansa, y se duerme, que la gente es más feliz porque tiene mayor calidad de vida”, reiteró. “Es mucho más que aislamientos. En muy pocos días vamos a tener más de 500 viviendas en Navarra de VPO con estándares Passivhaus, 500 familias que hablarán de ello en un efecto contagio”, aseguró.

Las ventajas además del bajo consumo energético, se encuentran en “la calidad del aire interior: no hay olores, no hay ruido, no hay polen, no hay concentración de CO2, no hay polvo porque no necesitas ventilar todo el día la vivienda, no se empañan los cristales...”, precisa el arquitecto Germán Velázquez de VArquitectos. “El aislamiento funciona igual de bien en verano y en invierno. No hace falta en Pamplona un climatización porque con una ventilación nocturna del aire es suficiente”, subrayan.

Los cinco criterios pasivos son: aislar mejor, eliminar puentes térmicas, hermeticidad, carpintería de altas prestaciones y el “doble flujo de recuperación de calor” o ventilación mecánica. Se trata de reducir la demanda de calefacción, refrigeración, agua caliente y electricidad, y lograr la renovación del aire. “Lo importante es que todo esté calculado. Si certificamos no hace falta sobreaislar. Los ahorros pueden traducirse en viviendas como Thermos de Lezkairu, primera Passivhaus del Estado, en una demanda de calefacción 14,5 kW/h/m2. Con una vivienda convencional de calificación A serían 60, es decir, cuatro veces más. O lo que es lo mismo una casa pasiva gasta cuatro veces menos en calefacción. - A.I.