PAMPLONA - Hace ya 17 años que el barrio pamplonés de San Juan decidió volver a sus raíces y recuperar sus costumbres. Desde entonces, cuatro mayordomos dan comienzo a sus fiestas, como ocurrió ayer. “En otros barrios los mayordomos también eran los encargados de organizarlas, pero en Donibane no. Aquí solo las iniciaban”, explicó Yolanda Urmeneta, de 60 años, y una de las abanderadas de este año. Junto con ella estaban Irati Lautre, de 32 años; Itsaso Lakuna e Itxaso Guembe, de 11 y 12 años respectivamente. A pesar de ser las benjaminas, estas últimas eran también las que más experiencia tenían puesto que ya tuvieron la suerte de asumir este papel el año pasado. Fue la primera vez, en cambio, para Yolanda e Irati, que no se habían colgado la banda azul de Mayordomo con anterioridad. “Siempre intentamos que participe gente que no lo ha hecho antes para que todos formen parte de esta recuperación y conozcan las tradiciones del barrio”, explicaron. Irati también confesó estar un poco nerviosa.

Pero el cargo de mayordomo no es lo único que recuperaron los vecinos de San Juan. Ni la función de estos es lo único que les diferencia del resto de mayordomos de la comarca. Además de esto, Mikel Iraizoz y Mikel Rípodas se encargaron de diseñar una coreografía con pasos que tienen nombre propio para una música compuesta por Roberto Casa, también totalmente original. “Los cuatro pasos que componen el baile son Eguaraz, Etxebe, Plazarroja y El Moles, que es una persona muy conocida del barrio”, aclararon.

INICIO DE FIESTAS Irati no debía ser la única que estaba nerviosa, y el grupo de danzaris decidió ensayar antes de la actuación final de las 19.30, después del chupinazo, que fue lanzado a las 19.00 por los familiares de Jesús Velasco, alcalde de Pamplona entre 1977 y 1979. Los danzaris, que lucían unos pañuelos de colores tan alegres como sus sonrisas, se pusieron por parejas y se dejaron guiar por los mayordomos, que dirigían el baile que lleva su nombre: Donibaneko Mayordomoen dantza. Bajo la supervisión de dos kilikis al principio, y la atenta mirada de vecinos que se fueron acercando a la plaza Monasterio de Iranzu después, los danzaris comenzaron su ensayo con la música saliendo de un altavoz y terminaron cantando a pleno pulmón y marcando el ritmo con las palmas junto con sus vecinos. El ambiente se empezó a calentar para la kalejira, que salió del local vecinal San Juan Xar, situado en la misma plaza, y que terminó en el parque de La Vaguada, donde se lanzó el cohete. Pronto, el silbido de los pájaros que pedían al sol que saliera de entre las nubes fue sustituido por el de la música de los gaiteros y de la fanfarria; y el tranquilo barrio empezó a llenarse de niños que huían de los kilikis, jóvenes que esperaban a que llegara la noche y adultos que no querían perderse el espectáculo. También se unieron a la fiesta los gigantes del barrio, representado a cuatro personajes típicos de la cultura vasca: el zampanzar, la cantinera, el Bobo de Otsagabía y el Bolante de Valcarlos. Todos juntos comenzaron el pasacalles que les llevó hasta El Parque La Vaguada, y allí, tras el estallido del cohete y sin que la música diera un respiro, gritaron todos juntos ¡Viva San Juan! Gora Donibane!

Las fiestas este barrio continuarán hasta el domingo. Durante estos días habrá actividades para todas las edades, como payasos y toricos de ruedas y de fuego para los niños; conciertos muy variados para los jóvenes y música y baile para los más mayores. Para decir adiós a sus días grandes, los vecinos de Donibane también han optado por una tradición que lleva su nombre, pero que es de ámbito nacional: las hogueras de San Juan que dan comienzo al verano. Ya fuera de su papel de mayordomo, Itsaso, Itxaso, Irati y Yolanda también estarán ahí con la intención de seguir tomando parte activa en la vida del barrio y para perpetuar unas costumbres que, aunque antiguas, siguen al pie de calle.