pamplona - Resulta difícil imaginar unos Sanfermines en los que a uno le resulte imposible acceder a los puestos del Bosquecillo. No por la cantidad de gente que allí se congrega, algo habitual, si no por una barrera casi invisible y que pasa, normalmente, inadvertida. Tampoco cabrían en el imaginario colectivo unas fiestas en las que no se pueda disfrutar de un buen katxi -aunque pedirlo siempre se antoje complicado-, no porque el camarero no hace caso, si no porque ni siquiera te ve. O encontrarte de repente un obstáculo de hormigón en medio de una calle, un baño de dudosa accesibilidad o una aplicación de móvil imposible de entender.

Pero a pesar de todos esos condicionantes casi inherentes a las fiestas -un bordillo, una barra demasiado alta o barreras sin señalizar-, si éstas son integradoras son problemas más o menos fáciles de resolver. Cuestiones que podrían salvar distancias que para las personas con discapacidad resultan a veces imposibles de solventar, porque la accesibilidad no es sólo algo físico; es también sensorial y cognitivo.

Ayer, el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Navarra (CERMIN) pidió al Ayuntamiento de Pamplona y al alcalde, Enrique Maya, “soluciones” a todos esos problemas que, pese a la mejoría de los últimos años -e insisten en que es notable-, todavía se detectan en las fiestas de San Fermín. El balance del último año, tal y como valoraron Mariluz Sanz y Manuel Arellano, presidenta y vicepresidente de CERMIN, respectivamente, es “satisfactorio” por lo conseguido en participación y visibilidad, pero asumen que hay que seguir trabajando para que se cumplan “la convención, la ley y la ordenanza en materia de accesibilidad. Entendemos que los Sanfermines son unas fiestas muy complicadas, en la calle, con mucha gente, y es difícil concretar algunas medidas. Pero poniendo un poquito de nuestra parte eso se puede mejorar”, animó Sanz.

Este año, por primera vez, el programa de San Fermín ha informado acerca de los espacios reservados para personas con movilidad reducida, así como sobre el contenido adaptado para personas con discapacidad auditiva. Desde CERMIN aplauden el trabajo de la Asociación Eunate, que ha actualizado el contenido de la guía contra agresiones sexistas para hacerlo accesible a personas sordas con vídeos e intérpretes; el intérprete de lengua de signos en el Chupinazo, y agradecen también al Ayuntamiento de Pamplona y a la Casa de Misericordia la disposición de entradas para participar en diferentes actividades para las personas con discapacidad y sus familiares.

“Existen buenas prácticas que permiten que empiece a calar la sensación de que las personas con discapacidad formamos parte de la fiesta y no somos, a veces, un estorbo. Estas son mejoras realmente importantes pero la sensibilidad tiene que recaer también sobre la población: las personas con discapacidad también tienen derecho a disfrutar de la fiesta de manera universal”, destacó Arellano.

Valoraron la sensibilidad demostrada por las Casas Regionales, “que han colocado madera para tapar el suelo de gravilla”, también la de la txozna del Nafarroa Oinez, que habilitó una barra a menor altura para facilitar el acceso, y de la Casa de Misericordia, que habilitó un palco y otras zonas de la plaza para personas con discapacidad.

Barreras Según denunciaron, eso sí, los baños adaptados se siguen utilizando como almacenes o están -como los de las barracas- instalados sobre gravilla, con la dificultad que conlleva el acceso a este espacio en silla de ruedas. Lo mismo sucede con los enormes bloques de hormigón colocados junto a pasos de peatones, cortando la calle, que además suponen un riesgo físico para las personas invidentes que se guían por los caminos sin saber que han sido instalados. Una de las demandas prioritarias en este sentido, destacó Sanz, es la adaptación de la App de Sanfermines a personas con discapacidad visual, y adaptar el programa de fiestas a la lectura fácil para que personas con discapacidad intelectual puedan también utilizarlo, mejorando además su autonomía.

Es mejorable, dijeron, “la formación de las personas que están para dejar pasar, porque a veces no lo tienen del todo claro”. Barras y mostradores en txoznas y casetas demasiado altos para quienes van en silla de ruedas -también el stand de información sobre agresiones sexistas que el Ayuntamiento instaló en la Plaza del Castillo- o rebajes de calzada transitorios no siempre bien hechos. Los escalones que preceden a los puestos de venta en la Taconera, por ejemplo, hacen imposible el acceso a las sillas, sin olvidar que los parques infantiles en su mayor parte no están adaptados para niños con discapacidades.

55%

del total de navarros/as con discapacidad reconocida residen en Pamplona y su Comarca, 19.000 personas. En la Comunidad foral hay 34.262 personas con una discapacidad igual o superior al 33%, casi 19.000 hombres y algo más de 15.000, mujeres.