No siempre este tipo de intervenciones tienen un desenlace feliz. Lo sabe bien el agente Alberto, destinado en la Brigada de Proximidad de la Policía Municipal de Iruña, que en los dos episodios similares a los que había tenido que acudir no hubo la misma suerte y las labores de reanimación a la persona asistida no sirvieron de nada.

El sábado, sin embargo, pudo comprobar en primera persona la otra cara de la moneda, la que acaba bien, para inmensa fortuna de un hombre de 59 años que había sufrido un colapso en plena calle y que pudo ser reanimado por la rápida labor de los agentes que a esa hora se encontraban de servicio por el barrio de la Rochapea.

"Recibimos una llamada diciéndonos que había un hombre en la calle que echaba espuma por la boca. Estábamos en la calle Errotazar, lo que nos permitió llegar en muy poco tiempo al lugar de la intervención, cerca de la avenida Marcelo Celayeta y la calle Ansoáin", comentó ayer telefónicamente el citado agente municipal.

El hecho de trasladarse en un furgón policial equipado con desfibrilador permitió que las labores de reanimación comenzaran de forma inmediata. "Estaba inconsciente y vimos claramente que se trataba de un problema cardiaco. Iniciamos el protocolo y con la primera descarga recuperó el latido. Conseguimos estabilizarlo y enseguida llegaron los equipos sanitarios, que lo trasladaron a un centro médico".

De un tiempo a esta parte, la instalación de desfibriladores se ha extendido a dependencias y espacios públicos, así como en algunos vehículos patrulla de la Policía Municipal de Pamplona y de las localidades de la Comarca.

La clave en estas intervenciones es la rapidez y disponer del material y la preparación necesaria para acometer una reanimación cardiaca de urgencia en plena calle. "En las dos veces anteriores llegamos tarde y ya no pudimos hacer nada. El sábado sí lo logramos y la verdad es que una satisfacción muy grande ver que una persona consigue salir adelante". El agente Alberto recordaba ayer la enorme satisfacción de la mujer y de la hija de la persona a la que acaban de reanimar al ver que todo había acabado bien. Buen servicio.