pamplona/iruña - La propia Carmen Losa, autora de la obra Levante, la definió como “una historia de amor impensable en un tiempo imposible”. Una obra con perspectiva de género que llega a la Pamplona para seguir rompiendo moldes, igual que lo hacen quienes le darán voz y vida sobre las tablas. Las mujeres que conforman el grupo de teatro amateur de la Rochapea lleva casi 40 años recuperando en escena miradas de diferentes épocas que siempre consiguen actualizar y hoy representarán esta función en el civivox Jus la Rocha, a las 19.00 horas. El próximo 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- harán lo propio en Villava, a las 20.00 horas en la Casa de Cultura, con una historia de amor entre dos mujeres ambientada hacia el final de la II República en la que luchan por ver cumplido su deseo de libertad.

Pecata Minuta, de Ramón Barea; El secreto de las mujeres, de Yolanda Dorado; Las hijas de Eva; El Banquete de Agatona; Cuando las mujeres no podían votar, de Alberto Miralles. Y Levante. “Todas las funciones tienen perspectiva de género -matiza el director, Jaime Mauleón-. Aunque a veces resulta complicado encontrar obras en la que las protagonistas sean ellas, o con poca representación masculina”, confiesa. Eso sí, cada vez se ven más. “Antes vendían más las comedias facilonas, más simples. Ahora hay mucho teatro comprometido, no sólo con temas de género sino también de memoria histórica. Es algo muy positivo porque hay que buscar formación teatral entre el público”, explica Malón, “muy satisfecho” con la respuesta que ha recibido su grupo de pioneras.

Ellas explican que cada vez hay más grupos de mujeres y más movimiento femenino. “De hecho, en casi todos los pueblos hay grupos y la mayoría están conformados por mujeres. Aunque obras en las que nosotras seamos protagonistas, en general no”, explica Pili Peletero. “A mí aquí me ha tocado hacer de hombre, de secretario, y muy bien caracterizado por cierto”, señala Pili Zubillaga. Su compañera da fe: “No la reconoció ni su marido”.

Con edades que rondan desde los 50 hasta los 80 años, ellas han superado barreras ya desde tiempos en los que no era, ni mucho menos, algo habitual en el teatro. Comenzaron con Patxi Larrainzar, que fue quien escribió su primera obra para ellas. “Somos un grupo especial, y además tenemos esa suerte”, señalan, recordando al sacerdote, que cultivó a lo largo de su vida diferentes géneros literarios y fue quien las inició. Él creó el grupo en los años 80 y, después de reivindicar un espacio donde poder desplegar su arte, estas vecinas consiguieron por fin el civivox, una reclamación no sólo del grupo sino “de todo el pueblo”. Comenzaron su andadura en los centros de cultura popular del barrio, con el colectivo Alaiz. “Aquí siempre ha habido muchos colectivos, movimiento y vida”, explican orgullosas. Deme Irigoyen, de 81 años, es una de las fundadoras del grupo. Y no hay quien la baje del escenario.

Teatro solidario Forman parte de una agrupación especial porque, además, ha realizado diferentes funciones con carácter benéfico. Han actuado en el centro penitenciario de Pamplona y también con obras cuya recaudación se ha destinado a familias de niños/as con enfermedades raras. El 17 de abril, además, llevarán a cabo una representación en Ansoáin para la que destinarán fondos al Comedor Social París 365.

Se trata de un grupo -once en total, y de manera puntual también algún hombre- que, aunque lo haga por amor al arte, se compromete cada año a realizar un nuevo montaje. “El teatro amateur está en horas muy bajas. Hay pocas subvenciones, los grupos se esilusionan, desaparecen? Hay que trabajar mucho para conseguir funciones, pero merece la pena”, reconoce el director. Ellas están encantadas. “Somos familia, llevamos muchos años juntas, y es una evasión, además de que aprendemos mucho: cada obra de teatro enrriquece. Pero somos mucho más que un grupo”.