- El llamamiento del Colegio Oficial de Enfermeras de Navarra para la confección y distribución de batas de aislamiento para los profesionales sanitarios no cayó en saco roto en Altsasu. Y es que un grupo de mujeres de la cabecera de Sakana no se lo pensaron dos veces para sentarse delante de su máquina de coser y poner su granito de arena para hacer frente a esta difícil situación, una lucha que es de todos y todas. Además, se trata de proteger al personal sanitario, tan importante ahora y siempre. Así, algunas sienten que es una obligación, como afirmaban María Luisa y Txaro. "Hemos cosido toda mi vida. No podíamos decir que no", apuntaron. Para Encarni es un acto de solidaridad. Lo cierto que es en los momentos más duros cuando sale lo mejor de las personas.

La coordinadora del grupo es Maite, una altsasuarra que ha trabajado cuatro décadas en el Complejo Hospitalario de Navarra, en el ámbito de la administración. "Unas compañeras me llamaron pidiendo ayuda", recuerda. "Les dije que para todo lo que hiciese falta y me ofrecí a volver a mi antiguo trabajo. Pero me dijeron que la mejor ayuda era que corriese la voz para crear un grupo para confeccionar batas", subraya. "Después de 42 años viviendo fuera se pierden los contactos. Pensé en Tere, que es una colaboradora nata, y María Luisa, otra persona que estaba segura que iba a colaborar", observa. Así, estas dos modistas jubiladas pensaron en otras mujeres que saben coser y éstas a su vez en otras más, comenzando a tejerse una red que ha ido extendiendo sus hilos, con 35 mujeres en total además de otras en la reserva. Asimismo, gracias a Araceli se han creado grupos en Urdiain, Itrumendi y Lizarraga. "Hay más mujeres que se han querido apuntar pero no se han podido incorporar a la lista porque de alguna manera han tenido contacto con personas en cuarentena. Les agradecemos igual pero es importante que no estemos contagiadas para evitar riesgos", señala esta altsasuarra, que ha vuelto su pueblo tras su jubilación.

"Seguimos las directrices que nos marcan desde Pamplona. Según las necesidades, se incorporan más modistas. En la trastienda hay mucha gente", incide Maite, al tiempo que destaca la motivación del grupo y el trabajo "serio y meticuloso que realiza. Aceptamos todo lo que nos traigan". De media son 10 batas por costurera aunque siempre no es el mismo número y en algunas llegan a 15. Así, son 30 mangas que montar, después el cuerpo para finalizar con la tira del cuello, con una media de 15-20 minutos por pieza, varias horas al día en las que llegan a resentirse las cervicales o los riñones, pero no les importa, les puede el sentimiento de sentirse útil y desde sus habilidades y recursos, sumarse en la lucha contra el coronavirus.

Se trata de un trabajo que se realiza día a día, sin descanso el fin de semana. El edificio Gure Etxea es el centro de operaciones, el lugar donde se realiza el reparto de la tarea y también se entregan las batas que otro voluntario, un bombero jubilado, se encarga de llevar a Pamplona, donde todo el material es esterilizado antes de ser enviado a los centros sanitarios y residenciales. Así, lo tuvieron claro a la hora de poner un nombre al grupo de WhatsApp, Gure Etxea, la aplicación a través del cual están siempre en contacto, para responder a las preguntas que puedan surgir y también para dar ánimos los días en que parece que no van a llegar.

A este emblemático inmueble de la plaza, el antiguo Ayuntamiento de Altsasu, se dirigen todas las mañanas, una de las pocas salidas que realizan estas altsasuarras durante el confinamiento. No en vano, estas mujeres se han tomado muy en serio las medidas sanitarias recomendadas para la propagación del COVID-19. La cita es a las 11.00 horas, cuando las costureras, bien protegidas con mascarillas y guantes, recogen el material que se ha clasificado el día anterior. Y es que el patrón llega cortado desde Bera, de una empresa que también se ha unido a este auzolan excepcional, en montones que hay que distribuir para que las costureras puedan hacer su trabajo. El material, tela de polipropileno, también ha sido donado por una empresa de Sangüesa.

Aunque el trabajo no ha sido fácil, han sabido superar los escollos que han ido encontrando, como la dificultad de surtirse de gomas e hilos, o que se estropeara alguna máquina de coser, aportando soluciones a los problemas que surgían. "Desde Pamplona no has felicitado por nuestro trabajo. Lo estamos haciendo muy bien", apunta Maite. Además, aprovechan los recortes como protección adicional a las mascarillas de confección casera que la mayoría también han realizado en sus casas.

"Seguimos las directrices que nos marcan desde Pamplona. Según las necesidades se incorporan más modistas"

Coordinadora del grupo de costureras de Altsasu