ola personas, una semana más es una semana menos, y eso ya es algo, pero lo que no sé es cuántas semanas quedan de esta locura que nos tiene literalmente atenazados, pillados entre sus fieros dientes y que no suelta la presa ni un milímetro la hija de puta.

Esta semana ha sido especialmente triste, se ha hecho oficial lo que se barruntaba y este año 2020 va a ser el año de los Sinfermines. No cabía otra, ante semejante amenaza ¿quién se arriesga a dar luz verde a las multitudes que ellos traen de la mano?; porque, en definitiva, ellos son multitud, son peña, son chupinazo, son procesión, son baile, son verbena, son barracas, son encierros masivos, son bares hasta la bandera, son besos, son abrazos, ellos nos juntan, nos funden unos con otros, ellos son la antítesis de esta mierda de Covid que nos obliga a estar aislados, confinados, separados incluso de nuestros seres queridos que sufren solos y solos se van. Habrá que desquitarse: el año que viene propongo que sean dos semanas y€ dos días más de intereses.

Antes de entrar en harina os voy a hacer un comentario referente a la vida social de este Paseante. Él como ya se siente mayor me ha pedido que le ponga pantalones largos, ya no quiere llevar los muslos al aire, como llevábamos nosotros incluso en pleno invierno, y me ha dicho que quiere salir a la calle en forma de volumen, de un libro en el que se recopilen los 100 primeros ERP aparecidos, me dice que un libro dura en el tiempo y que los escritos del periódico son efímeros; le he hecho caso, me he puesto manos a la obra y he contactado con quien de este particular conoce para darle la mejor forma posible y lanzarlo a pasear vestido de adulto. La fecha de presentación estaba fijada para el día 7 de abril en la librería Walden, pero apareció el innombrable y dio con presentación y fechas por tierra, aun así el libro sigue su curso y en unos días saldrá de las prensas más bonito que un San Luis; hemos hecho una edición bien trabajada con 100 ERP y 100 fotografías que encabezan cada uno de ellos. No sé cómo será la vuelta a la normalidad pero me imagino que una presentación al uso, con un montón de gente en un lugar cerrado, no va a ser posible así que os mantendré informados de dónde, cómo y cuándo os podéis hacer con un volumen llenito de calles, gentes, pueblos, situaciones, recuerdos, nostalgias, alegrías e historia. No es porque sea mi niño, pero nos ha quedado que da gusto verlo. Ha venido al mundo un poco gordito con sus 460 páginas, pero no es libro que haya que metérselo entre pecho y espalda del tirón, se puede leer a trozos y a ratos, incluso así lo aconsejo. La edición no será muy extensa pero si vuestra demanda lo requiere se harán las reediciones necesarias. Dicho lo cual vamos a ver qué tema tratamos hoy desde este confinamiento al que estamos sometidos.

Yo sigo removiendo los miles de libros y libricos, folletos y folleticos que durante toda mi vida me ha dado por guardar y guardo; en una de esas revueltas esta semana me ha caído a las manos un ejemplar de una obra que merece ser traída a estas páginas y ser comentada con cierta benevolencia y desde el prisma y las fechas para las que fue escrita, su título es "De cómo Kilikizarra murió y estiró la garra". Disparate curriñesco en un acto y una porción de cuadros a cual más chapucero (solo para niños, sus familias y amistades). Lo escribió en un momento de mal humor y dolor de estómago Premín de iruña. Gran maestre de la orden del Záldiko Máldiko. Imp. La Acción Social.

Pocos ejemplares circularán por ahí de esta obra, su rareza la pone al nivel bibliofílico de algún incunable. Yo tengo un ejemplar. No fue la única que surgió de la pluma de D. Ignacio, Iruñerías, Cirilo en San Fermín pasó aventuras sin fin o El submarino Dositeo, entre otras, y numerosos artículos en prensa fueron su caudal literario.

Según nos cuenta en su blog Javier Baleztena -hijo de D. Ignacio, Premín de Iruña-, se puso en escena en el Teatro Gayarre por el cuadro de actores de la orden del Záldiko Máldiko en 1931. Sus papeles estelares fueron interpretados por Miguel Ángel Astiz en el rol de Kilikizarra y por Paulina Fernández, la querida churrera de la Mañueta, en el de la bella Pascualita, otros intervinientes fueron Patxi Saralegui, Emilio y Juanjo Urdaniz, los Kondearena y un largo etcétera hasta completar todo el cuadro de guardias, damas de honor, clarineros, sorgiñak, caballeros, cabezudos y mocés.

La obra nos cuenta la historia de Kilikizarra, fiero gigante devorador de doncellas y tortas de txantxigorri, Anacleto XVI, Rey de la Pellejería, Berichitos y cendeas limítrofes y su hija la bella Pascualita.

Una buena mañana Anacleto recibe una carta que, desde su castillo de Mendillorri, le envía el gigante anunciándole que el miércoles de ceniza después de cantar el gallo va a bajar a Pamplona a zamparse sin ningún miramiento a la bella Pascualita para desayunar. Anacleto XIV indignado con tal anuncio forma a sus más bizarros caballeros y los manda a aniquilar al rufián Kilikizarra en su castillo, pero el fiero gigante acaba con la vida de todos ellos y cuando el rey pregunta por el resultado de la batalla en estos términos:

¿Qué fue de mis caballeros

que salieron altaneros

a luchar contra el gigante?.

¿Qué fue de tanto galán?,

¿qué fue de tanto barbián,

tan lucido y arrogante?

su infiel ministro, que era un corrupto borrachín, responde:

A Juan Pérez de Zizur,

el cruel y voraz gigante

se lo jamó en un instante

como si fuera txungur.

A Luis Eguía de Estella,

hombre valiente y feroz

se lo comió con arroz

lo mismo que a una paella.

A Luis Beaumont de Lerín,

le arreo diez puñetazos

y lo trituró en sus brazos

convirtiéndolo en pudin.

A Pedro Goñi de Artica,

bravo y gallardo jinete

se lo ha tragado en un brete

lo mismo que a una vírica.

Lucas de Villamayor,

tan valiente como bruto

fue comido en un minuto

igual, igual que un txistor.

A Juan López de Aldunate,

guerrero valiente y majo,

lo ha manducado con ajo

con perejil y tomate.

Al ver el pobre Anacleto que la vida de su hija no vale un pimiento y que va a servir de postre a la comilona que el gigante se acaba de pegar con sus guerreros, se da cuenta de que solo le queda prepararla a bien morir. En estas tribulaciones estaba cuando aparece en escena Charlot, un personaje que le presenta una añagaza para derrotar al malvado Kilikizarra. Su plan consiste en coger al ministro que se encuentra, como de costumbre, con una curda del 10, envenenarle la sangre, vestirlo de mujer y hacerlo pasar por Pascualita dándole al fiero comensal gato por liebre, ministro por princesa en este caso. Así lo hacen y triunfan, dado que el ministro llevaba veneno para matar a un ejército el gigante Kilikizarra, por fin, estiró la garra.

El Rey había prometido la mano de Pascualita a quien la salvase, cumplidor de su palabra manda llamar al Arzobispo de Mutilva para que celebre los esponsales, pero ella, caprichosa, rechaza a su salvador porque le parece un "mamarracho zarrapastroso". El Rey, que adora a su hija, despide de malos modos al salvador diciéndole ¡Largo de aquí!, ¡Largo Caballero! Y aquí Baleztena mete su cuña política, no lo pudo evitar.

Salen a escena gigantes y cabezudos que acompañados del pueblo cantan y bailan en honor de Pascualita. Cae el telón.

Bueno, espero haber sacado a vuestros labios una sonrisa. Premín de Iruña se merece más líneas pero eso será otro día.

Besos pa tos.

Facebook : Patricio Martínez de Udobro

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