- Las calles del Ensanche se llenaban ayer por la mañana preparadas para recibir los no Sanfermines con las ganas de siempre. Muchas cuadrillas, todas vestidas de blanco y rojo, se juntaron a almorzar en Carlos III y las calles de alrededor.

A las 12, recordando el Chupinazo de todos los años, se oían petardos, cánticos sanfermineros y muchos “Viva San Fermín, Gora San Fermín”.

Muchos coincidían en la tristeza que sentían al tener que vivir así los Sanfermines. Susana Aguas y Lourdes Vázquez, vestidas de blanco, quedaron a tomar el vermú con su familia en la plaza de la Cruz: “Los estamos viviendo con mucha pena, siempre hemos sido fieles sanfermineros”.

Un grupo de amigos almorzando en la calle San Fermín, emocionados porque acababan de dar las 12, decían que este año tocaba celebrar el 6 de julio como se podía e “intentando crear algo de ambiente”. Así lo hicieron cuando empezaron a cantar la Escalera de San Fermín. Detrás, en cambio, otros amigos lloraban emocionados y con la pena de no poder vivirlos como de normal.

En la plaza de la Libertad, el ambiente era parecido. Muchos grupos de amigos, acostumbrados a almorzar en peñas, aprovechaban para hacerlo sin la prisa de otros años por llegar a tiempo al Chupinazo. Unos clientes, algunos miembros de la Peña Jarana y otros de la Peña Oberena, decían que siempre vivían los Sanfermines con mucha intensidad, pero este año, tocaba adaptarse. “Tenemos planes para comer el 6 y el 7, pero no nos acercaremos mucho al centro, nos quedaremos por aquí y con precaución”, coincidían. Lo de ir vestidos de blanco también iban a mantenerlo, aunque solo los dos primeros días de fiesta.

Otros prefirieron juntarse en casas para dar la bienvenida a las fiestas, como fue el caso de unas amigas que almorzaron en un balcón de Sancho el Mayor. “Hemos preferido almorzar aquí y, aunque luego iremos al centro, intentaremos estar alejadas de zonas con mucha gente. Si no, siempre es buena opción seguir con la fiesta en alguna casa”, comentaron.