En 1950 la vieja casa consistorial barroca, agotada tras 200 años de uso, afrontaba su etapa final de existencia, y se anunciaba ya su demolición. Su emplazamiento había sido elegido por Carlos III el Noble en 1423, cuando emitió el Privilegio de la Unión, que terminaba con las divisiones medievales. Allí mandó construir un primer consistorio, impulsado sobre todo por la reina Catalina I en el siglo XV. En 1752 aquel caserón gótico fue sustituido por un segundo edificio, diseñado por el maestro de obras jesuita José Zay Lorda, en estilo barroco.

El edificio, además de la fachada principal, tenía una segunda portada en la cuesta de Santo Domingo, que puede apreciarse ampliando la imagen, mientras que por la bajada de Carnicerías no tenía acceso alguno. En su parte trasera, por último, mostraba una fachada sencilla y anodina, que daba cara al mercado y a la iglesia de Santo Domingo.

Hoy en día el Ayuntamiento de Pamplona cuenta con una nueva sede, construida por los hermanos Yárnoz Orcoyen en el año 1952. Comparando ambas imágenes, podemos ver que en su parte trasera el inmueble se alargó algunos metros para ganar espacio, ocultando parcialmente la fachada del Mercado, sobre el cual vemos aún las torres de la catedral.

Durante muchos años se pensó que el único elemento barroco que había sobrevivido a los derribos de 1951 era la mundialmente conocida fachada, pero gracias a las investigaciones del señor Pedro Romeo Lizarraga hemos sabido que también se ha conservado la vieja portada que se abría a la calle de Santo Domingo, trasladada al parecer al domicilio del contratista. Esta semana el Ayuntamiento ha aprobado la recuperación de aquella portada barroca de la calle Santo Domingo, aunque el alcalde, vete tú a saber por qué, votó en contra. Cosas veredes