y concretamente en los meses de verano, la actualidad pamplonesa giraba en torno al derribo de la muralla de Tejería, que corría paralela a la actual calle de Labrit, y donde el día 29 de julio habían aparecido los restos de una antigua puerta. Según la prensa, que se hacía eco del hecho el día 31, los restos habían aparecido en el interior del relleno de la muralla renacentista, construida posteriormente, tenía "unos tres metros y pico" de ancho, y le faltaba el arco superior. Se decía además que iba unida a una muralla antiquísima, que se prolongaba por ambos lados, y que seguramente sería de "época romana", a pesar de lo cuál no contaba con elementos que merecieran conservarse.

La foto muestra el momento en el que los operarios retiran la tierra y descubren la puerta. Como ya aclaró Arazuri hace años, esta puerta, situada en la embocadura de la actual calle de la Merced, debió ser la de la Fontana Vieja, de origen medieval.

, la embocadura de la calle de la Merced no guarda ningún recuerdo de murallas ni puertas, y seguramente el elemento más llamativo hoy presente es el "cadáver" del bar Kantxa, con su anuncio de traspaso en el cristal. Mirando con ojo crítico los restos de la puerta de la Fontana Vieja podemos ver que, efectivamente, no se halló de forma completa, sino tan solo parte de su jamba derecha. Tal vez había salido malparada de la guerra de 1512-1522. Lo que sí puede verse es que tenía el canal de accionamiento de un rastrillo, una especie de reja de hierro que podía bajarse o subirse, como si de una persiana se tratara, para asegurar y reforzar el cierre de la puerta. Y aunque ciertamente existieron algunas puertas de época romana con rastrillo, las formas ochavadas de los sillares hacen pensar, más bien, que se había construido en los años del gótico. Por lo que no podemos sino dar la razón, una vez más, a don José Joaquín Arazuri.