Minutos antes de la llegada del agua, muchos negocios y bajeras del entorno de la calle Joaquín Beunza colocaron barreras en sus puertas para evitar el daño en lo posible. Mientras dure el invierno y la época de lluvia y deshielo, Iban Romo, de Gráficas Xabier, ha elegido dejar su barrera bien fija con silicona en la puerta de su zona de trabajo y almacén. "Cuando tenga que meter algún objeto grande la tendré que quitar, pero mientras pueda haber riada la dejaré", expresa Romo.

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Aunque es pequeña, la diferencia de altura de la acera de los números pares de la calle Joaquín Beunza ha reducido las pérdidas en algunos de sus negocios. En lo material, Gráficas Xabier, no ha salido mal parado. "El problema han sido los días que hemos estado cerrados y los encargos que hemos dejado de hacer. Esperamos que esos clientes vuelvan", dice Romo.

A menos de 50 metros, en el bar El Rincón corrió una suerte parecida. "Ha entrado menos que en el 2013, que con un rato fregando pudimos limpiar", sostiene Carlos Lizarraga, al frente de este restaurante que lleva 25 años en la Rochapea Vieja. "Yo llegué a las 8 de la mañana y justo me dio tiempo para colocar una barrera" añade. En el entorno de la calle Joaquín Beunza, explica, hay quien ha recibido una ayuda rápida y quien aún espera el peritaje, como es su caso debido a un "error humano", expresa comprensivo Lizarraga.