Koldo Gracia apenas pudo prever la llegada del agua a su almacén de escayolas en la calle Joaquín Beunza de la Rochapea. Llegó a su trabajo desde Barásoain, desayunó en el bar Arga y se puso manos a la obra pero poco antes de las 8 todo estaba anegado. Salvó la máquina elevadora, valorada en más de 30.000 euros, que tuvo que dejar una noche en la calle y los daños solo afectaron a material de trabajo. En total unos 34.000 euros. "Esto es como azúcar", explicaba Gracia, señalando sus bloques de escayola y rollos de aislantes, muy sensibles al agua y humedad.

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Esta vez Gracia ha tenido algo más de fortuna porque en la crecida del 2013 perdió la máquina elevadora. "Una semana después de la riada vino la perito, Begoña, que fue muy amable y profesional, y en 15 días lo hemos cobrado todo", reflejaba satisfecho Gracia, agradeciendo el trabajo del peritaje.

"Ha habido cosas que nosotros no habíamos apuntado, como las horas de limpieza y los 4 días que estuvimos cerrados, pero ella los ha tenido en cuenta y los hemos cobrado". A pesar de haber salvado la máquina elevadora, al guardarla después en el almacén, la humedad dañó el ordenador de abordo de la máquina y también la contemplaron en el seguro.

En los negocios de su entorno, sostiene Gracia hay "de todo", quien ha recibido ya el apoyo del Consorcio y quien sigue a la espera. "Nosotros, menos el disgusto, lo hemos recuperado todo", sentencia.